En su discurso, el Pontífice destacó que con su trabajo teológico, la CIT ofrece un servicio a la Iglesia universal. “Su misión es servir a la Iglesia, lo que presupone no solo capacidades intelectuales, sino también disposiciones espirituales. Entre estas últimas, quisiera llamar su atención sobre la importancia de la escucha… El teólogo es sobre todo un creyente que escucha la palabra del Dios vivo y lo recibe en el corazón y en la mente. Pero el teólogo también debe ponerse humildemente en escucha de ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’”.
“De hecho –afirmó Francisco-, junto a todo el pueblo cristiano, el teólogo abre los ojos y los oídos a los ‘signos de los tiempos’. Está llamado a ‘escuchar atentamente, discernir e interpretar los diversos lenguajes de nuestro tiempo, y saberlos juzgar a la luz de la Palabra de Dios – es ella la que juzga, la Palabra de Dios – para que la verdad revelada sea mejor entendida siempre, sea mejor comprendida y pueda venir presentada en forma más adecuada”.
El Santo Padre también abordó la participación de las mujeres en el campo teológico. “Es necesario reflexionar sobre el rol que las mujeres tienen y deben tener en el campo de la teología”, afirmo Francisco. Recordó que “la Iglesia reconoce el aporte indispensable de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y ciertas capacidades peculiares que son frecuentemente propias de las mujeres. Los invito pues, a sacar el mayor provecho de este aporte especifico de las mujeres a la inteligencia de la fe”.
Luego, el Papa recordó que “otra característica de esta Comisión es su carácter internacional, que refleja la catolicidad de la Iglesia. La diversidad de los puntos de vista debe enriquecer la catolicidad sin dañar a la unidad. La unidad de los teólogos católicos nace de la común referencia a una sola fe en Cristo y se nutre de la diversidad de los dones del Espíritu Santo”.
“A partir de este fundamento y en un sano pluralismo, varios aportes teológicos, desarrollados en diversos contextos culturales y con diversos métodos utilizados, no pueden ignorarse mutuamente, sino en el diálogo teológico deberían enriquecerse y corregirse recíprocamente”, señaló.
Finalmente, Francisco invitó a pedir la intercesión de la Virgen María, “maestra de la auténtica teología”.
“Mujer de la escucha, mujer de la contemplación, mujer de la cercanía a los problemas de la Iglesia y de la gente. … María es así el ícono de la Iglesia la cual, en la impaciente espera del Señor, progresa, día a día, en la inteligencia de la fe, gracias también al trabajo paciente de los teólogos y las teólogas. La Virgen, maestra de la auténtica teología, nos asegure, con su materna oración, que nuestra caridad ‘crezca siempre más en conocimiento y en pleno discernimiento’. En este camino los acompaño con mi Bendición y les pido por favor de rezar por mí. Orar teológicamente, gracias”.
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