Mons. Lozano: “No hay Navidad sin buenas noticias para los pobres”



Mons. Lozano: “No hay Navidad sin buenas noticias para los pobres”









Gualeguaychú (Entre Ríos) (AICA): “No hay Navidad sin encarnación. No hay Navidad sin Jesús. No hay Navidad sin hermanos. No hay Navidad sin compromiso por la justicia y la paz. No hay Navidad sin oración. No hay Navidad sin buenas noticias para los pobres”, advirtió el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, en su mensaje de Navidad. Por esto, invitó a “pasar de la Navidad del ‘¿qué me pongo?’ a la del ‘¿qué puedo dar?’. De la Navidad del ‘¿qué comemos?’ a la del ‘¿quiénes tienen hambre cerca de aquí?’”.



El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, recordó que “la Navidad es evocación y celebración de un acontecimiento único e irrepetible: Dios se hace uno de nosotros, se ‘hace carne’, y habita humano entre la humanidad. Es un hecho tan único como irrepetible. Se puede no tener fe cristiana y no dar crédito al acontecimiento. Pero si somos creyentes en el Evangelio, eso es lo que celebramos”.

“No hay Navidad sin encarnación. No hay Navidad sin Jesús. No hay Navidad sin hermanos. No hay Navidad sin compromiso por la justicia y la paz. No hay Navidad sin oración. No hay Navidad sin buenas noticias para los pobres”, subrayó en su mensaje de Navidad.




El prelado invitó a “pasar de la Navidad del ‘¿qué me pongo?’ a la del ‘¿qué puedo dar?’. De la Navidad del ‘¿qué comemos?’ a la del ‘¿quiénes tienen hambre cerca de aquí?’”.




Tras señalar que “a Dios lo encontramos en los pobres, los que sufren, los excluidos. Entre ellos anduvo Jesús”, interpeló: “dónde pensás que debemos estar sus discípulos”.




“El Papa Francisco nos impulsa a ir con la buena noticia del amor de Dios a las periferias geográficas y existenciales. Las geográficas son las distancias a las cuales no llega el agua potable, la cloaca, el gas. Tampoco se acerca el colectivo o el tren. Muchas veces tampoco hay parroquia o capilla. Allí no llegan los servicios y avances que sí hay en otros barrios”, indicó.




“Las periferias existenciales están relacionadas con experiencias de 'otras distancias', cuando no llega el consuelo, el trabajo digno, el sentido de la vida. Antes llega la droga, el alcoholismo, la violencia doméstica, la prostitución para la sobrevivencia o la aberración de la trata”, agregó y precisó: “Muchos están allí sea porque se hayan ido o los haya expulsado la sociedad”.




Monseñor Lozano sostuvo que “no son tiempos para cuidar los zapatos; hay que meterse en el barro sin miedo a mancharse. No es tiempo de cristianos tilingos o petiteros que quieran estar de punta en blanco sin que les roce siquiera el dolor ajeno”.




“La Navidad quiere despabilarnos, despertarnos del letargo letal de la comodidad individualista para hacernos (transformarnos/convertirnos) cercanos y solidarios con todos. San Juan de la Cruz nos dice: ‘En el atardecer de la vida seremos juzgados en el amor’. Una vez quitadas las cosas que sobran, queda como valor fundante el amor y todo lo que en el amor fecunda: la justicia, la solidaridad, la paz la ternura, la oración”, concluyó.+







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