"Han sido descubiertas varias fosas comunes, y en una sola de ellas fueron hallados los cadáveres de casi 200 personas. Entre ellos había cuerpos de mujeres y niños"Cuánta gente ha muerto, decapitada. En cada barrio, existía una casa que los milicianos del IS habían transformado en una prisión, y donde las mujeres eran esclavas sexuales de los milicianos. Han sido descubiertas varias fosas comunes, y en una sola de ellas fueron hallados los cadáveres de casi 200 personas. Entre ellos había cuerpos de mujeres y niños. Sólo el Señor sabe qué más habrán hecho los yihadistas del Estado Islámico en la ciudad de Mosul. En lo que respecta a nuestros refugiados, sin la ayuda humanitaria, la situación se vuelve sumamente difícil. Las familias cristianas y yazidíes que están con nosotros dependen de manera casi exclusiva de la ayuda de la Iglesia local. Tenemos muchos niños que han sido confiados a nuestro cuidado y debemos enviarlos a la escuela. Tal como se hacía el año pasado, hay autobuses que los llevan a la escuela y somos nosotros, la Iglesia, quienes pagamos el costo de los pasajes y las cuotas del transporte. Sin embargo, todo esto está supeditado a la llegada de las ayudas. Para nosotros que estamos aquí, en el Kurdistán iraquí, el invierno ya ha comenzado y muchos niños y mujeres usan la misma y única ropa que visten desde el año pasado. Dos semanas atrás conseguimos algo de ropa usada, pero no alcanza para todos y también nos faltan zapatos. Y luego el kerosén para la calefacción, que es fundamental para combatir el frío, y que hasta ahora ninguna organización humanitaria ni del gobierno nos ha dado. Y la urgencia empieza a sentirse.
"Cada párroco ha asumido esta responsabilidad y tratamos de ayudar a esta gente lo más que podemos, hasta que esta crisis llegue a su fin"En el último período, el gobierno ha obligado a muchas ONG a ayudar a las personas que huyen de Mosul a causa de la guerra. Recientemente se han abierto tres nuevos campos para los refugiados musulmanes, que han escapado en estas últimas semanas. Pero desde hace más de tres meses, las 225 familias de yazidíes que viven aquí, en Enishke, no han recibido una buena comida y tampoco provisiones de alimentos. Nosotros tratamos de comprar cada semana arroz, aceite, y los distribuimos. Y esto sin mencionar a las familias que, cada mes, necesitan algo de dinero en efectivo; mi parroquia también paga lo alquileres de muchas viviendas donde se alojan las familias de refugiados desde hace más de dos años. Aquí, cada párroco ha asumido esta responsabilidad y tratamos de ayudar a esta gente lo más que podemos, hasta que esta crisis llegue a su fin. Ruego al Señor que nos ayude, y que os ayude también a vosotros a seguir adelante, con todo lo que sucede alrededor vuestro. Pbro. Samir Youssef Diócesis de Zakho y Amadiya
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