Un Gobierno corrupto e insensible
Un inicio de año es tiempo para la esperanza; sin embargo no podemos dejar de ver que nuestros mejores anhelos se atoran en la clase política y se desbaratan en el ejercicio enrarecido de los estilos de gobierno.
La gente, apenas asomado el calendario, mira de reojo los problemas nacionales, y casi se conforma, diciendo: “De otras peores hemos salido”. Califica con el lenguaje de la chunga popular lo que pueda exorcizar como terapia la corruptela de gobernantes de todos los niveles y partidos. Se expresa de éstos en lenguaje de consciente rechazo e impotencia al mismo tiempo. Todavía no somos una Sociedad que se organice en niveles de protesta, de una forma sostenida y contundente.
Lo que tenemos de “gobierno” es una clase extraña al pueblo, ignora a las minorías que hoy son mayoría: las clases desprotegidas. La salud, la educación, son deficientes y casi llegan a cuenta-gotas a la masa desfavorecida. En una democracia virtual, como la nuestra, hay personajes metidos en la política con una conciencia antidemocrática. Llevan décadas rotándose los puestos entre sus congéneres. El pueblo llano percibe la partidocracia como “mafias organizadas”.
2017 es ya un año de consecuencias económicas dolorosas para las mayorías empobrecidas. El Cardenal Francisco Robles apunta: “Creo que el pueblo debe reaccionar a esto por la vía de la Ley, por lo que está contemplado; a lo mejor por el Derecho de Huelga… sí siento que debemos tomar conciencia de que no necesitamos confrontación, que debemos estar unidos como Sociedad”.
El sector industrial, a su vez, externa su solidaridad con la indignación popular, sobre todo por la escalada de incrementos que acarreará, en productos y servicios, el aumento al precio de los combustibles, al tiempo que sugiere varias medidas al Gobierno para paliar la crisis… ¿Se trata de un “palo dado?…
México es derrochador de ingenio, pero muy poco organizado para la protesta que exige y que libera; el voto debe ser un castigo que ponga a la clase política en el lugar que se merece. No somos capaces, todavía, de construir una visión crítica, orientadora del momento presente en temas sociales y coyunturales; no exigimos una democracia consistente.
México es creativo en muchos sentidos, pero en las situaciones de conflicto como que falta organización pacífica, unidad de criterios, perseverancia y reclamo de resultados. Respetemos la dignidad más profunda, sí, pero también hagamos de la no violencia activa un estilo de vida. Es tarea pendiente vincular la no violencia como política para la paz. Mientras los partidos se reparten las coordinaciones y los porcentajes, el pueblo sigue empobrecido y desarticulado. Cuando las víctimas de la violencia vencen la tentación de la venganza, se convierten en protagonistas creíbles en los procesos para la construcción de la paz. Hace falta mostrar una exigencia serena, pero firmemente sostenida.
En su Mensaje de Paz para el Año Nuevo, el Papa Francisco expresó: “Estamos ante una terrible guerra mundial por partes”. Pueblos enteros, hoy, carecen de una reflexión crítica y orientadora. Los malos gobiernos tienen su prueba de fuego en la economía; pero muchos se pitorrean de las incipientes protestas públicas. Se espera que, al paso de los días, “se acomoden las calabazas en la carreta”. Nuestro Arzobispo invita a creyentes y no creyentes a practicar el don de la paz y a reducir la violencia con una Sociedad integrada.

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