"Cuando me dieron la noticia, recé todas las noches y le decía a mi bebé que tenía que ser fuerte", asegura Jennifer SnowdenEn una entrevista exclusiva concedida al británico Daily Mail, Jennifer asegura: "Estoy orgullosa de mi misma y de Ascher -nombre de su hijo-. Cuando me dieron la noticia, recé todas las noches y hablaba con mi bebé y le decía que tenía que ser fuerte. Le decía, tú puedes reescribir lo que se supone que es una historia triste". Ella misma explica que cuando el doctor le comunicó la noticia, no sabía de qué se trataba exactamente y rememora "me miró, empezó a llorar y se fue de la habitación". Fue ese mismo doctor el que le dijo que fuera a ver a un especialista en medicina infantil al Medical University of South Carolina. Al día siguiente, se presentó en el hospital con su pareja y sus padres. La especialista le explicó que el 85% de las mujeres con un bebé con este problema, abortan. "Me dió los papeles del aborto y me dijo que tenía ocho semanas para decidirlo, pero que me podía atender en dos días", dice. Ante esto, ella preguntó que si había visto algún caso en el que el bebé mejoraba. La doctora respondió tajante: "No". "Me dijo que podía esperar hasta las 18 semanas, cuando vería el problema de mejor manera en el escáner. No me dió ninguna esperanza y no quería que estuviera esperando, pero era lo que tenía que hacer", declara la madre al Daily Mail. Tanto su pareja como su familia también eran partidarios del aborto. Jennifer recuerda esos duros momentos, todo eran malos pronósticos. "Me dijeron que mi experiencia como madre no sería como la de mis amigas. Mi hijo podría no reconocerme, no ser capaz de expresar sus emociones o alimentarse. Que necesitaría atención 24 horas, y que poca gente puede permitirse eso económicamente. No había nada bueno en lo que me dijeron. Sentí como un elefante caía sobre mí, no podía respirar", rememora.
En una reunión con el equipo médico, Jennifer conoció al que llama "el ángel de esta historia"Una vez llegado el escáner de las 18 semanas, solo se confirmaron las malas noticias. Pero fue en ese momento cuando todo cambió. En una reunión con el equipo médico, Jennifer recuerda haber encontrado al que ella llama "el ángel de esta historia". Se trataba del neurocirujano pediátrico Ramin Eskandari. Snowden recuerda esa reunión perfectamente. "Le miré ansiosamente.... buscando un mínimo de esperanza. Me dijo que no podía prometer nada, pero que haría lo que pudiera".
"Le hice una promesa a Dios, si curaba a mi hijo, usaría la plataforma del reality para contarle al mundo lo que he hecho".Pese a todo, Jennifer estaba casi decidida a abortar. En ese momento se encontró con otra persona clave en esta historia: su peluquera. Ésta le dijo, "no sabes lo que Dios puede sanar en tu vientre y no tienes por qué estar triste. Estás triste porque es una decisión de peso, pero lo que tienes que hacer es rezar". Jennifer eligió finalmente la vida. "Rompí los papeles del aborto y todas las noches rezaba a San José y San Gerardo. Le hice una promesa a Dios, le prometí que si curaba a mi hijo, usaría la plataforma del reality para contarle a todo el mundo lo que he hecho. Quería que mi hijo fuera un halo de esperanza para otras mujeres, a las que he buscado pero no he encontrado", relata. Ella misma asegura que nunca había pensado sentirse tan cómoda con una fe que nunca había profesado. Tampoco imaginaba que muchos de los fans del reality, se reunirían para rezar cuando contó el problema de Ascher en las redes sociales.
el niño nació con cesarea... había 23 facultativos en el quirófanoDos meses antes de que naciera Ascher, Jennifer recibió una buena noticia. En un escáner se mostraba cómo el cerebro del bebé estaba mejorando y asegura: "En ese momento pensé que si tenía fe, los milagros pueden pasar, ¿quién soy yo para decir que no puede pasar?". [caption id="attachment_56874" align="aligncenter" width="634"]
Jennifer Snowden justo a su hijo recién nacido Ascher / Foto: Daily Mail[/caption] Ascher nació con dos semanas de adelanto por medio de cesárea. Había hasta 23 médicos en el quirófano. "Era abrumador pero reconfortante al mismo tiempo" cuenta Jennifer. Ascher necesitaba cirugía ya que la membrana que cubría su cerebro era muy fina. "Si hubiera tocado algo durante su nacimiento, habría muerto", asegura Jennifer. A día de hoy, Ascher demuestra cada día que "los milagros suceden". "Siento que todos estos años he vivido la vida al máximo, pero nunca he sentido que tenía un propósito. Ahora, Ascher es mi propósito, así como compartir su historia, y puede que alguna mujer que esté en la posición en la que he estado vea que hay esperanza", cuenta la feliz madre.
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