¿Una nueva época en el panorama episcopal mexicano? El relevo capitalino

¿Una nueva época en el panorama episcopal mexicano? El relevo capitalino

Por Felipe MONROY |

Moore decía que la política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está equivocado. En la entrega anterior dejé puesta la pregunta sobre cómo impacta el proceso de sucesión del primado de México en el discurso, la narrativa y las estructuras de la iglesia católica mexicana y cuáles serán los horizontes de los mismos dependiendo del perfil que asuma la cátedra capitalina.

Algunos analistas presentan a tres o cuatro candidatos ‘fuertes’ para suceder a Norberto Rivera Carrera en el arzobispado de México. Pero recordemos: todo lo que no es totalmente correcto, está equivocado. Además, en el terreno religioso, la ‘debilidad’ adquiere un cariz importante para dar testimonio de los principios cristianos: “Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”, dice la Biblia.

La idoneidad del candidato tiene que ver con el destino: en el siglo XX, la Arquidiócesis de México recibió a obispos relativamente jóvenes (entre los 53 y 60 años), con trayectorias diferentes pero al menos con experiencia como obispos coadjutores, residenciales o arzobispos metropolitanos. Al ser la sede primada en México, es claro que los arzobispos capitalinos ya no pueden ser trasladados a otra representación (quizá sólo promovidos fuera del país); de hecho, en 486 años y sólo en durante el Virreinato tres arzobispos de México fueron promovidos a diócesis en España. Eso ha provocado largos periodos de gobierno que, si bien general estabilidad y confianza, también decantan en pesadas inercias. Un tema que hoy se analiza con seriedad para pensar que el primer arzobispado capitalino del siglo XXI no necesariamente tenga un horizonte de 20 años sino 15, o incluso diez.

Los candidatos ‘fuertes’ son el novel cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla; el secretario pontificio para los Seminarios, el arzobispo ad personem Jorge Patrón Wong; y el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro. En algunos espacios también se habló del arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez, quien a fuerza de un entregado y desgastante servicio a ras de suelo se le veía como un posible sucesor de Rivera –con quien trabajó hombro a hombro como obispo auxiliar en la populosa Iztapalapa- pero su actual estado de salud parece descartarle de la terna.

El cardenal Retes parece llevar mano en el horizonte por muchos elementos a su favor. El purpuardo nayarita ha cubierto todas las áreas de representación organizativa de la Iglesia en México y Latinoamérica como presidente del Episcopado Mexicano (CEM) y de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM). Además, ha sido notoria una cierta cercanía –y hasta amistad- con el papa Francisco que se forjó cuando colaboró con el entonces cardenal Bergoglio en la V CELAM, realizada en Brasil, cuyo documento final (Documento de Aparecida) ha definido la voz y el estilo pastoral también de todo el continente americano.

Hay, además, un antecedente muy cercano que apoya la tesis de que el cardenal Rivera será reemplazado por otro cardenal: la sucesión del dominante cardenal arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, en 2011, exigió que se trasladara de Monterrey a Jalisco al novel purpurado, Francisco Robles Ortega. En aquella ocasión se explicó en los corrillos eclesiales con el refrán: “Para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo”.

Pero eso no es todo. Aguiar Retes dejó un fuerte legado en la reestructuración de la Iglesia en México y las nuevas dinámicas han sido plenamente asimiladas por casi todos los rincones del país. Desde su servicio como obispo en Texcoco y Tlalnepantla, Aguiar ha conformado una gran Provincia pastoral mexiquense que alberga el mayor volumen de creyentes de todo el país. Esto lo ha logrado mediante el diálogo con sus homólogos obispos pero también con un grácil tacto político con las autoridades del Estado de México, el gobierno federal y grandes sectores empresariales. Razones suficientes para que el papa Francisco –sin que él manifestara interés particular- finalmente celebrara la multitudinaria misa dominical en Ecatepec durante su visita en México de febrero del 2016.

Por si fuera poco, el cardenal Aguiar se anota el único pronunciamiento televisado del episcopado mexicano transmitido en cadena nacional. Todo esto hace al actual arzobispo de Tlalnepantla sea el candidato más evidente a la sede primada; pero también, gracias al cappello cardenalicio otorgado por Francisco, se contempla como un serio papabile, un pastor en construcción de su perfil pontificio, en ruta a la continuidad de la revolución bergogliana de cariz latinoamericano en la Iglesia católica universal.

¿Cómo influirá este escenario la elección de alguno de los otros candidatos ‘fuertes’ a suceder a Rivera Carrera? ¿Quiénes son los otros candidatos “débiles” pero ciertamente potenciales y fuertemente considerados a asumir la titularidad de la Arquidiócesis de México? ¿Qué desafíos se abren en el horizonte de la iglesia mexicana para la tercera década del siglo XXI? Eso lo veremos en las siguientes partes.

@monroyfelipe

Let's block ads! (Why?)

Publicar un comentario

[blogger][facebook]

Agencia Catolica

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets