Hurgando los Archivos Vaticanos
Dentro de los documentos encontrados, está una propuesta de los Constituyentes para formalizar las relaciones con la Santa Sede.
Aquí la primera nota: “Desde el año pasado, 1825, el nuevo Gobierno Republicano de México, obligado quizás no a su pesar a respetar la religión católica arraigada en el corazón de los mexicanos, y a mantener una comunicación (sic) con la Santa Sede; a la cual profesan veneración y devoción aquellos pueblos, hizo salir de América hacia la culta Roma a la persona encargada de iniciar negociaciones con la Santa Sede, por motivos de religión”.
Este enviado que es el Sr. Vásquez Direpe de Bruselas, Bélgica, con fecha del 29 de enero del año 1826 envió una nota a esta Secretaría de Estado a nombre de su gobierno, con la cual, en términos en verdad del más grande respeto hacia la Santa Sede, empieza a hacer una justificación del convenio firmado por los mexicanos con España; muestra el disgusto ocasionado en aquellos pueblos por la encíclica dirigida por el Papa a todos los arzobispos y obispos de la América –casi independizada de España, porque los exhortaba a regresar a la obediencia del rey de España.
La nación mexicana está decidida a conservar a cualquier costo su independencia, pero quiere mantenerse unida a la religión católica, y por ello espera que Su Santidad “quiera llegar con su celo apostólico al remedio de muchos males que afligen a la Iglesia y a los fieles de aquella república.”
Sin embargo, detrás de esta intención de acercar a la nueva República Mexicana con la Santa Sede, no logran convencer al Sr. Vásquez Direpe para que vaya a Roma personalmente a tratar el asunto. Se queda en Bélgica y desde allí envía quince artículos, que también se publican en un extracto en el periódico francés “Le Constitutionnel” de la edición del 15 de agosto de 1826.
“En dicho reporte están contenidas en cierto modo las razones que han guiado al Gobierno Mexicano para dirigir a su comisionado los quince artículos de sus instrucciones como norma de las negociaciones a iniciar con la Santa Sede”
En sesión especial de la Secretaria de Estado de la Santa Sede para asuntos extraordinarios en 1826, señala que: “Por esto solo extraído del reporte se puede juzgar fácilmente acerca de la perversidad de las máximas que profesan los gobernantes mexicanos, los cuales, a dos mil leguas de distancia del teatro de estos sucesos se arrogan el derecho de juzgar contra el juicio llevado por el Jefe de la Iglesia y por los obispos y de reclamar descaradamente la práctica de las innovaciones rechazadas por toda la Iglesia.”
De los quince artículos sugeridos por el representante -el Sr. Vásquez- de la República Mexicana, resulta que por un lado desea salvar la existencia de la religión Católica Romana en el corazón de los propios mexicanos, y por el otro “…en el artículo 3° se enuncia la sumisión a los Decretos de los Concilios Ecuménicos respecto al dogma, pero se reserva la libertad de aceptar su decisión en materia de disciplina.”
El punto principal, es que todo iniciaba con una buena intención al querer acercar a la naciente República con la Santa Sede, sin embargo en el trayecto de las negociaciones se hicieron unas propuestas que estaban directamente reprobadas por la estructura del gobierno eclesiástico. Lo que implicaba que el Congreso de México acepta los Decretos sobre Dogmas, pero no en cuanto el derecho de regular y fijar las rentas eclesiásticas (artículos 5) y sobre todo el contar con la facultad de erigir, reunir, desmembrar y organizar las diócesis acorde a las demarcaciones civiles fijadas por el mismo Congreso (artículo 6).
En la próxima columna continuaremos con la revisión de los siguientes artículos y ya concluiremos con estos documentos encontrados de 1825.
Publicar un comentario