Pintura novohispana del siglo XVIII en el museo regional de Guadalajara.
Pbro. Tomás de Híjar Ornelas
Un hueco grande relacionado con el patrimonio pictórico del Estado de Jalisco, comienza a subsanarse con la reapertura de la recién remozada capilla del Museo Regional de Guadalajara, la noche del viernes 11 de agosto del año en curso 2017, cuyas puertas abrió el recién nombrado director de la Institución, Roberto Velasco Alonso, para dar inicio a un emotivo concierto a cargo del acreditado ensamble Hortus Musicus, que dirige el maestro Sergio Ángel Sandoval Antúnez, y del recién nacido ensamble Sumaya, dirigido por Lenin Vega Catalán, quienes ofrecieron un repertorio de obras musicales para instrumentos y voces producidas en la Nueva España por los compositores barrocos más prestigiados del siglo XVIII, es decir, de la temporalidad de las veinte pinturas instaladas en la capilla, las cuales forman parte de la riquísima colección de este centro cultural.
El lenguaje del pincel
La doctora Adriana Cruz Lara, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia y curadora de la exposición, destacó en la ceremonia inaugural la relevancia que se viene dando en los últimos años a las pinturas confeccionadas por artistas del ámbito novohispano en este período, muy desdeñado por la rigidez analítica de los historiadores del arte del siglo XIX, que la marginaron y peor entendieron tildándola de dulzona, monótona en su discurso, decadente y poco original. Sin embargo, aclaró, esa postura ya no se sostiene, toda vez que nació del prejuicio de etiquetar y juzgar las obras del pasado con los criterios del presente, sin considerar que nada es aislado y que las producciones culturales dan respuesta a las necesidades del tiempo que las produjo y que las del ultrabarroco enfatizan las formas, el color y la luminosidad con el deliberado propósito de darle al oficio del pintor la individualidad y el rango de arte que tanto éxito tendrá en el siglo siguiente.
Las obras expuestas
La veintena de pinturas instaladas en la capilla del antiguo Seminario Conciliar de Guadalajara, institución educativa creada en 1696 y ocupante del edificio hasta 1866, ofrecen al espectador un recorrido sumario no sólo de lo que se hacía hace doscientos y tantos años en esta parte del mundo, sino también de los intereses corporativos, institucionales, culturales y religiosos vigentes en ese momento. Entre las obras, brilla uno de los cuadros de gran formato que Miguel Cabrera pintó para la sacristía del Colegio de San Ildefonso de la ciudad de México y el retrato que Diego de Cuentas hizo del fundador del Seminario de Guadalajara, fray Felipe Galindo y Chávez, el cual forma parte del acervo del inmueble desde que este se construyó; también, los óleos sobre lámina que pintó para el convento tapatío de Santa Teresa el afamado Nicolás Enríquez. Hay obra de José de Páez y José de Alcíbar, muy destacados artistas de entonces.
El edificio que desde hace 99 años sirve como Museo
Antes de reinaugurar la capilla y la exposición, el director, que con este acto públicamente da a conocer su gestión, subrayó la importancia que para él tiene mantener una relación armónica con el personal a su cargo y ratificar la vocación del Museo en vísperas del primer centenario de su fundación, que se cumplirá el 10 de noviembre del 2018.
La colección de pintura del Museo Regional de Guadalajara consta de 850 piezas elaboradas entre los siglos XVII y XX. Es una de las más importantes del país y es cantera de un proyecto, coordinado por la doctora Cruz Lara, que pretende ofrecer un catálogo razonado de la colección como parte de las actividades concatenadas con el centenario.
El recinto se ubica en Liceo 60 y puede visitarse de martes a sábado de las 9 a las 17:30 horas. La entrada general es de 55 pesos, salvo los domingos, día en que no se cobra, aunque se cierra una hora antes. La exposición estará abierta al público lo que resta del año.
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