Así lo defendió Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados, durante la presentación del Congreso “(Re)Pensando Europa” que entre el 27 y el 29 de octubre reunirá en Roma a políticos, expertos y miembros de la Iglesia para dialogar sobre el futuro europeo.
En su intervención en la rueda de prensa en la Sala Stampa del Vaticano, Mons. Gallagher resaltó que “existe un sano nacionalismo, que es el patriotismo y que está alejado del populismo”.
El Prelado hizo estas declaraciones antes de que se diera en España la declaración unilateral de independencia aprobada por el parlamento autonómico de Cataluña este mismo viernes 27 de octubre.
“Un patriotismo que destaca los valores propios de esa realidad nacional, y que no está reñido con el proyecto europeo, y que no contradice los contenidos evangélicos”, dijo Mons. Gallagher.
“Que el clero y los Obispos de un país defiendan ese patriotismo es algo normal”, indicó.
Por su parte, el Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Múnich (Alemania) y Presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea afirmó a su turno que “hay una diferencia entre el nacionalismo-populismo y el patriotismo. El patriotismo es algo que está alejado de ese populismo o nacionalismo insano que lleva al enfrentamiento entre naciones y personas”.
Preguntado sobre los movimientos separatistas que en las últimas semanas han convulsionado diferentes países europeos con referéndums independentistas y autonomistas en Cataluña (España) y en Lombardía y Véneto (Italia), el Cardenal Marx defendió soluciones dialogadas para esas situaciones.
“Aquí hay dos cuestiones: ¿Cuál es el futuro de los Estados nacionales? ¿Cuál es el futuro de la democracia?”, explicó.
Sobre la primera cuestión, indicó que “el reto es ver cómo los Estados nacionales pueden dar cabida a esos sentimientos identitarios y nacionales de sus regiones preservando la unidad de los países, tal vez avanzando hacia modelos federales que ofrezcan autonomía a sus realidades identitarias”.
“Recordemos que es habitual en los países europeos, como España, Francia o Alemania, la convivencia de diferentes lenguas”.
En cuanto a la segunda cuestión, “se trata de promover una mayor implicación de los ciudadanos en la democracia, en la toma de decisiones”.
“Mucha gente, en relación con la Unión Europea, se plantea la utilidad de las instituciones comunitarias. Piensan que no tienen control sobre ellas, que no tienen influencia. Creo que es muy importante discutir qué es mejor para la democracia en el futuro, para que la gente se implique en las decisiones”. “El tema del separatismo está relacionado con estas dos cuestiones”, afirmó.
Por último, el Arzobispo de Munich también valoró el temor que causa en algunos ciudadanos europeos la llegada de refugiados y migrantes, muchos de ellos musulmanes, y cómo ese temor es utilizado por los movimientos populistas para promover su agenda partidista.
“La migración no es solo un problema europeo –recordó–, sino un fenómeno presente en todo el mundo. Debemos mirar primero a la gente que tiene hambre, o a los refugiados, o a los pobres, con independencia de su religión. La religión no es el primer punto”.
“Debemos mirarlos como seres humanos que son, porque todos los seres humanos están hechos a imagen de Dios. Esa es nuestra convicción. Es importante mirar a las razones de las migraciones, la solución pasa por solucionar esos problemas, ayudar a los países de origen de los migrantes”, concluyó.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 27 de octubre de 2017
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