El Papa se refirió al “amado pueblo de Nicaragua” para renovar “mi oración” y así unirse “a los esfuerzos que están realizando los obispos del país y tantas personas de buena voluntad, en su papel de mediación y de testimonio para el proceso de diálogo nacional en curso hacia el camino de la democracia”.
Francisco se refirió así a la situación que vive el país desde hace aproximadamente un mes y medio, cuando los jóvenes del país iniciaron una serie de protestas contra una nueva ley sobre el seguro social del gobierno.
Aunque el gobierno de Daniel Ortega finalmente no aprobó la ley, las protestan han continuado causando más de 200 muertos y numerosos heridos por las represalias del gobierno a través del Ejército y fuerzas paramilitares afines al régimen.
El Papa también recordó a Siria y renovó su llamado “para que a esta población, ya duramente golpeada durante años, le sea ahorrado más sufrimiento”. Una situación que “sigue siendo grave especialmente en la provincia de Daraa”, dijo.
Sus últimas palabras fueron para Etiopía y Eritrea cuyos gobiernos “se han juntado para hablar de paz”. Un encuentro “que puede ser descrito como histórico” y con el que espera “que se encienda una luz de esperanza para estos dos países del Cuerno de África y para todo el continente africano”.
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