Ítaca es algo más que una isla en el mar Jónico. Es el paraíso donde
Ulises vivía feliz con Penélope y su hijo Telémaco. La tierra dulce de
la infancia que un día le vio irse y, décadas después, le vio volver.
Homero relató en La Odisea la aventura larga, ardua y peligrosa del
héroe. Desde entonces Ítaca es el símbolo del viaje que te devuelve a
casa.
Nuestros protagonistas vivieron su infancia en la Iglesia, en el terreno
fértil y gozoso de la fe. Pero un día, como Ulises, decidieron
abandonar Ítaca y estuvieron lejos mucho tiempo. Para algunos, la
ausencia significó el abismo, para otros, el vacío, para todos, la
nostalgia. Algunos renegaron de Ítaca, otros simplemente la olvidaron,
algunos se quedaron por los alrededores. Pero todos, llegado un momento,
decidieron volver. Regresar a la Iglesia. Pisar tierra firme.
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