Al frente de la gestión de la Archidiócesis se encontrará ahora Mons. Gregory O’Kelly, nombrado por el Santo Padre Administrador Apostólico “Sede Plena”.
El 3 de julio de este año, la justicia australiana condenó a Mons. Wilson por el encubrimiento de abusos sexuales cometidos durante la década de 1970, a manos del sacerdote James Patrick Fletcher.
De acuerdo a la sentencia, el prelado encubrió 9 casos de abusos a monaguillos por parte Fletcher, condenado en 2004 y fallecido en 2006 en prisión.
Debido a su frágil salud y a sus casi 70 años, Mons. Wilson no ingresará a prisión, sino que cumplirá una condena de seis meses de detención domiciliaria.
Durante el juicio, una de las víctimas, que tenía 15 años cuando se produjo el abuso, aseguró que alertó al arzobispo sobre el comportamiento del sacerdote Fletcher. Sin embargo, Mons. Wilson mantuvo su inocencia y negó que dicha conversación se hubiera producido.
En un comunicado de prensa difundido por la Conferencia Episcopal Australiana, los Obispos australianos afirman que “mientras que el proceso judicial continúa, la renuncia del Arzobispo Wilson es el nuevo capítulo de una historia que parte el corazón de personas abusadas por el sacerdote Fletcher y cuyas vidas cambiaron para siempre”.
Los Obispos australianos confían en que “la decisión proporcione algo de consuelo a esas personas, a pesar del constante dolor que sufren”.
En el comunicado, también se recuerda que Mons. Wilson, como Obispo de Wollongong, Arzobispo de Adelaide y Presidente de la Conferencia Episcopal, “fue alabado por muchos por su trabajo en apoyo a las víctimas y supervivientes de los abusos a menores”.
No obstante, “consideró que su condena supone que no puede continuar como Arzobispo debido a que ello causaría dolor y angustia a muchas personas, especialmente a los supervivientes”.
Además del proceso contra Mons. Wilson por encubrimiento de abusos, la Iglesia en Australia está pendiente del juicio contra el Cardenal George Pell, ex Prefecto de la Secretaría para la Economía del Vaticano, acusado de abusos sexuales a menores y encubrimiento durante su período como Arzobispo de Melbourne y Sydney.
El purpurado se ha declarado inocente y su caso está pendiente de juicio, aunque muchas de las acusaciones contra él ya han sido rechazadas por la magistrada al frente del caso.
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