El catastro se fundamenta en los lineamientos elaborados en 2015 por la CECh para tratar los casos de abusos sexuales a menores de edad llamado Cuidado y Esperanza.
Las líneas guía Cuidado y Esperanza “se han escrito de cara al futuro con la esperanza de que nos ayuden a todos, pastores y fieles, a hacer de nuestras comunidades educativas verdaderas escuelas de fe y confianza, de comunión y libertad, de pureza y santidad”, manifestó el presidente del Área Educación, Mons. Héctor Vargas.
La iniciativa también responde al compromiso anunciado por la 116° Asamblea Extraordinaria celebrada en agosto de este año, donde obispos, consagrados, religiosos, laicos y agentes pastorales presentaron las primeras acciones que a corto y mediano plazo permitirán alcanzar la verdad, justicia y reparación de las víctimas.
“Este es un compromiso que hemos adquirido como pastores. Hemos reconocido nuestros errores y ahora debemos actuar para evitar que este tipo de situaciones sigan ocurriendo”, sostuvo Mons. Vargas.
En primer lugar, el catastro cuantificará las salas cunas, jardines infantiles, colegios e instituciones de educación superior dependientes de la Iglesia y presentes en cada diócesis.
También determinará qué centros educativos cuentan con protocolos de prevención de abusos y acompañamiento a las víctimas. De ser necesario los protocolos serán actualizados.
Por último, se enfatizará un trabajo conjunto entre las instituciones educativas y los consejos de prevención de abusos de cada diócesis y se exigirá la capacitación de cada trabajador en el protocolo de prevención de abusos.
La capacitación de trabajadores y voluntarios de la Iglesia Católica comenzó hace un tiempo, alcanzando a la fecha un aproximado de 25 mil personas.

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