Tres retablos

Ayer fui a visitar a mi madre a Zaragoza. Ha sido un viaje de solo un día. Pero me ha hecho ilusión verla, aunque sea solo por poco tiempo. Me fui a concelebrar a El Pilar. Esta basílica me impresiona por su grandeza. El que diseñó la distribución de sus espacios lo hizo magistralmente. La concepción del espacio me parece extremadamente original. Es un lugar donde rezo muy a gusto.
El Pilar es, realmente, el centro de esa ciudad de más de medio millón de habitantes. No todas las ciudades tienen un verdadero punto central. Zaragoza tiene un corazón indiscutible
Además, hay que felicitar a los canónigos por el hecho de que sea un lugar siempre abierto, siempre con sacerdotes en los confesionarios, con misas casi a cualquier hora. Los canónigos han logrado mantener un culto excelente, como el que, en otros tiempos, tuvieron las catedrales. Allí sigue vivo, salvo el oficio de las horas.
Pero, cuando uno contempla el coro de la basílica, ¿cuánto clero tenía el templo para llenar tantos sitiales? Qué impresionante debían ser aquellas procesiones clericales que penetraban en el coro para iniciar el culto de las horas canónicas.
Pongo a continuación tres retablos. El primero es del Pilar de Zaragoza, el segundo es el de la catedral de Huesca y el tercero el de Torreciudad. Cada uno tiene su propia belleza. No suelen entusiasmarme mucho los retablos, pero estos tres son preciosos.





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