Esta es la oración:
Oh San Pablo VI, hijo de nuestra tierra, discípulo de Cristo en la fe,
pastor de la Iglesia, santo ante Dios y ante los hombres,
invocamos con alegría tu protección.
Tú, ahora en la plena luz de Dios, sigue intercediendo por la Iglesia y su misión.
Obtennos a nosotros, todavía peregrinos,
las gracias necesarias para seguir a Jesucristo,
único Salvador del mundo.
Sostennos en la docilidad confiada y perseverante al Espíritu Santo para que,
confortados por tu admirable ejemplo
de vida consagrada a Cristo y a la Iglesia,
seamos fuertes por tu potente intercesión
y alcancemos el premio de la santidad eterna.
Protege a la Iglesia, sostén a los hombres y mujeres
de nuestro mundo turbulento,
acompáñanos para que el amor a Cristo se refuerce
nutridos por la Palabra y la Eucaristía,
que nos haga tu místico Cuerpo,
semilla de aquel Reino que en Dios será beatitud eterna
en la Comunión de los Santos.
Amén.
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