Al Servicio de la Paz

Pbro. José Marcos Castellón Pérez

Desde hace 52 años, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz el primero de enero, solemnidad de santa María, Madre de Dios, en un ambiente navideño, en el que se escucha el eco solemne de la gloria de Dios que resuena en la paz entre los hombres. Con motivo de esta Jornada, el Papa envía un mensaje a toda la Iglesia, en el que subraya algún aspecto que ayude a las personas de buena voluntad a vivir en paz y a ser promotores de pacificación. El mensaje para este año, el Papa Francisco lo titula: “La buena política está al servicio de la paz”.

Nos dice el Papa que la misión de los discípulos de Jesús es dar la paz (Lc 10,5-6) y construirla en la casa y desde la casa: la casa es el corazón de cada persona, el hogar familiar, la sociedad, la ciudad, la patria, el planeta. La paz puede surgir en medio de la violencia, como las flores entre las piedras; violencia generada por el deseo desmedido de poder, de querer estar encima del otro y vulnerar sus derechos. Por eso, la buena política, entendida como el vehículo de construcción de ciudadanía y salvaguarda de los derechos de todos, debe tener como finalidad el bien común y la paz. A fin de lograrla, los políticos deben estar adornados con las virtudes de justicia, equidad, respeto mutuo, sinceridad, honestidad, fidelidad.

También existen, desgraciadamente, los vicios de los políticos que impiden llegar a su finalidad, que se pueden dar por ineptitud del gobernante o por el ambiente y sus instituciones: corrupción, falta de estado de derecho, enriquecimiento ilícito, abuso de autoridad, perpetuarse en el poder, xenofobia, racismo, actitudes antiecológicas, cuando se protegen los intereses de unos cuantos en detrimento del derecho de todos. La paz, enseña el Papa, no se puede garantizar con el uso de la fuerza militar, ni con el equilibrio de fuerzas o por métodos que provocan miedo.

Un buen político buscará ejercer la gobernanza, es decir, la participación responsable de todos los ciudadanos, conforme a las capacidades de cada uno, especialmente de los jóvenes. De la misma manera, una buena política hará que todos los ciudadanos tomen consciencia de sus derechos y los defiendan, pero también que estén dispuestos a reconocer y respetar los derechos de los demás y asumir las obligaciones propias de un ciudadano.

El Papa termina su mensaje diciendo que la paz se construye día a día, de forma artesanal, en tres dimensiones inseparables: La paz con uno mismo, evitando la intransigencia, la ira, la impaciencia, teniendo un poco de dulzura. La paz con el otro, con la familia, los amigos, los migrantes y pobres, etc. en la disposición a encontrarse con el otro como persona, sin etiquetas ni calificativos. La paz con la creación, reconociéndola como obra del Creador y pensando solidariamente con los menos favorecidos y en las futuras generaciones.

Un deseo de feliz, pacífico y próspero Año Nuevo.

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