Sergio Estrada
Poner en acción líneas de trabajo con casas de migrantes, organismos de la sociedad civil y de derechos humanos, y la urgente necesidad de reflexionar y actuar con solidaridad desde la ética cristiana con los personas que atraviesan nuestro país, con fundamento en los “pactos globales de migración y refugio” que impulso el Vaticano, acordes con la ONU, y el análisis de las nuevas formas de migrar, fueron, entre otras, las actividades de las jornadas de migrantes y solidaridad, realizadas en el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (Imdosoc).
“Ahora las migraciones de Centroamérica, no son solo de un país, sino de varias naciones en conjunto, para caminar con mayor seguridad e ir sorteando los obstáculos que encuentran en su camino, además de ir en su viaje más seguros, siendo más visibles. Ante muros psicológicos y físicos es necesario apoyar a los migrantes con las propuestas de acoger, proteger, promover e integrar”, explicó Gerardo Cruz González, coordinador del área de investigación del Imdosoc.
En el foro de migración, participaron investigadores de universidades como la UNAM, La Salle, Iberoamericana, instituciones defensoras de derechos humanos, casas de acogidas católicas y el servicio jesuita de migrantes. Asimismo, se presentó una exposición que invita a crear conciencia para derribar los muros invisibles que experimentan los migrantes.
Acciones de la Iglesia
La Iglesia ha impulsado acciones solidarias para entender a los migrantes como hermanos, como hijos de Dios, para ejercer la fraternidad y hospitalidad y mejorar las condiciones de vida de los hermanos que han dejado su tierra para buscar mejores condiciones de vida.
El tema de la próxima jornada de los migrantes será: “No soy solo un migrante”, con el propósito de resaltar que, detrás de cada migrante, hay historias individuales; una historia de descarte, que obliga a la sociedad a reintegrarlos.
“Hay fieles laicos que desde su fe, son solidarios; comunidades que desde sus carismas, se solidarizan con los migrantes. Por ejemplo, las escalabrinianas que atienden varias casas de migrantes y que no han dejado de dar ayuda humanitaria en áreas como derechos humanos y participación política”, comentó el investigador.
El Episcopado Mexicano, a través de la Dimensión de Pastoral de Movilidad Humana, alienta acciones de conjunto para la realización de redes de albergues en todo el país. Se están realizando directorios para saber a ¿dónde pueden ir los migrantes?, ¿dónde se encuentran en el país?, ¿qué necesidades tienen para regularizar sus documentos? Todo con el propósito de demostrar y hacer entender que Jesús se identifica con los últimos, con los que menos tienen.
A donde se quiere llegar
Identificados con Jesús, recalcó Gerardo Cruz González, a los migrantes se les debe entender y atender como hermanos, y no seguir construyendo muros y fronteras que dividan.
También se animó a los asistentes a trabajar en favor de los derechos humanos, en lo social y espiritual, para hacer conciencia que todos estamos unidos, derribando muros como la desconfianza, la violencia de género y la inseguridad entre otros que nos impiden acercarnos a nuestros hermanos que migran por nuestro país.

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