Es casi seguro que este post no podrá ser leído en Venezuela, donde un ciudadano decide qué pueden leer y ver el resto de sus conciudadanos. A estas horas ya se debe haber decretado el apagón de Internet en toda la nación.
El régimen llegó a lo insostenible hace años. En los últimos meses, las cosas llegaron más allá de lo insostenible. Pero nada pasó, porque quedó muy claro que la mafia gubernamental pasaría por encima de los cadáveres de todo el Pueblo si era necesario para poder seguir engordando sus cuentas bancarias en el extranjero.
Alguien pensará que Maduro, al menos, fue muy astuto en los medios para mantenerse en el Poder. Pero no fue así. Su único método era brutalidad y más brutalidad. Y si eso no bastaba, todavía más brutalidad. Su único programa electoral era el miedo.
En nombre de la Ley, de la Ley Universal, de la Ley Natural, en nombre de la Razón y de la Libertad, encarcelad a ese ciudadano-monstruo. Que lo encadenen algunos policías, o algunos militares, o el Pueblo. Todos los habitantes de esa nación están acreditados para proceder a su detención, por la fuerza, en nombre de la Humanidad. No en nombre de tal o cual juez, de tal o cual servicio de seguridad, sino en nombre de la Humanidad.
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