Ivonne de María
Nuestra Santísima Madre en el inmenso deseo de que cada uno de sus hijos imitemos en perfección a su Divino hasta alcanzar la santidad, nos hace un fuerte llamado a que nos consagremos a su Inmaculado Corazón, como lo hizo saber a Lucía en Fátima, “Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y hacerme amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien le abrazare prometo la salvación y serán queridas sus almas por Dios como flores puestas por mí para adornar su Trono.” La Santísima Virgen es Madre de dulzura y misericordia, y jamás se deja vencer en amor y generosidad. Viendo que te has entregado totalmente a Ella para honrarla y servirla y te has despojado de cuantas más amas para adornarla, se entrega también a ti plenamente y en forma inefable. Hace que te abismes en el océano de sus gracias, te adorna con sus méritos, te apoya con su poder, te ilumina con su luz, te inflama con su amor, te comunica sus virtudes: su humildad, su fe, su pureza, etc.; se constituye tu fiadora, tu suplemento y tu todo ante Jesús. Por último, dado que como consagrado perteneces totalmente a María, también Ella te pertenece en plenitud.
Configurarnos con Jesús y con María
San Luis María Grignion de Montfort en el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María, nos enseña que nuestra perfección consiste en estar conformes, unidos y consagrados a Jesucristo, y que la más perfecta de todas las devociones es, sin duda alguna, la que nos conforma, une y consagra más perfectamente a este acabado modelo de toda santidad; y María es entre todas las criaturas la más conforme a Jesucristo, es consiguiente que entre todas las devociones, la que consagra y conforma más un alma a Nuestro Señor, es la devoción a la Santísima Virgen, su Santa Madre, y cuanto más se consagre un alma a María, más se unirá con Jesucristo, y, he aquí por qué la perfecta consagración a Jesucristo no es otra cosa que una perfecta y entera consagración de sí mismo a la Santísima Virgen, o con otras palabras, una perfecta renovación de los votos y promesas del santo bautismo.
Con entrega total
Nuestra Consagración consiste en entregarse enteramente a la Santísima Virgen para ser todo de Jesucristo por medio de María. Es menester entregarle: primero, nuestro cuerpo con todos sus sentidos y sus miembros; segundo, nuestra alma con todas sus potencias; tercero, nuestros bienes exteriores, o sea nuestra fortuna presente y futura; cuarto, nuestros bienes interiores y espirituales, o sea nuestros méritos, nuestras virtudes y nuestras buenas obras pasadas, presentes y futuras; en una palabra: todo lo que tenemos en el orden de la naturaleza y en el orden de la gracia, y todo lo que lleguemos a tener en lo porvenir en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la gloria.
Una persona que se haya consagrado y sacrificado de ese modo en honor de Jesucristo voluntariamente y por medio de María, no puede disponer ya del valor de ninguna de sus buenas acciones: todo cuanto sufre, piensa, dice y hace de bueno, le pertenece exclusivamente a María, que es quien puede disponer lo que le plazca conforme al querer de su Divino Hijo y para su mayor y gloria. Cuanto más intensamente se consagre un alma al servicio de María, tanto más se consagrará al servicio de Jesucristo.
Para consagrarnos
La Sección de Organismos Laicales Marianos de la Arquidiócesis de Guadalajara te invita a hacer o renovar tu Consagración al Inmaculado Corazón de María, preparación que durará 33 días iniciando el miércoles 10 de Abril para consagrarnos el lunes 13 de mayo, en una Misa Solemne de Consagración, Rezo del Santo Rosario ante el Santísimo Sacramento. Nos acompañará la Imagen de nuestra Señora de Fátima y las sagradas reliquias de los pastorcitos de Fátima: San Francisco y Santa Jacinta.
Este llamado es para ti, para que te consagres con tu familia, tu comunidad y tu Parroquia, te esperamos en el Templo Expiatorio de Guadalajara, el día 13 de Mayo a las 5:30 pm
Intégrate al Grupo de Consagración a Jesús por María en el Whatsapp: 331185 2035

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