La Eucaristía se llevó a cabo en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro el sábado 26 de septiembre a las 5:00 p.m. (hora local), y no en la gruta de Lourdes en los jardines vaticanos como estaba previsto, debido al clima lluvioso de estos días en Roma.
En su homilía el Santo Padre comentó las lecturas del Domingo que “nos hablan de la conversión” y señaló que “la conversión del corazón, conversión que quiere decir ‘cambiar de vida’, es decir, que el corazón que no va por el buen camino encuentro un buen camino”.
En esta línea, el Papa dijo que “el encuentro con Dios, la conversión, es de ambas partes, ambos buscan encontrarse” ya que “el perdón no es solamente ir allí, tocar la puerta y decir: ‘perdóname’ y desde el teléfono te responden: ‘te perdono, vete’”, sino que “el perdón es siempre un abrazo de Dios, Dios que camina, como nosotros caminamos, para encontrarnos”.
De este modo, el Santo Padre recordó la parábola del hijo pródigo y el padre que recibe a su hijo con un abrazo “él no lo esperó en la puerta con el dedo apuntando, ¡lo abrazó! Y cuando el hijo habló pidiendo perdón, el abrazo cubrió su boca. Esta es la conversión. Este es el amor de Dios. Es un camino de encuentro mutuo”.
“Un corazón siempre abierto al encuentro con Dios - esto es conversión, estar abierto al encuentro con Dios - ¿cuál es el modelo? El modelo es el del Evangelio, del rico, del pobre, el modelo es Jesucristo. Salió a recibirnos”, advirtió.
En este sentido, el Papa dijo que “el camino de la conversión es acercarnos, es la cercanía, pero la cercanía que es servicio” por lo que les pidió que “cada vez que ustedes se acerquen para servir, imiten a Jesucristo. Cada vez que ustedes hagan un paso para poner orden, piensen que están haciendo un servicio”.
“Su autoridad está en el servicio: poner límites, hacer que las cosas sucedan, pero en el servicio, en la caridad, en la amabilidad. Y esta es una gran vocación” dijo el Papa y agregó “para mí sería una gran tristeza si alguien me dijera: ‘No, su Cuerpo de Gendarmería..., son empleados, empleados, que hacen su horario y luego no les importa...’. No, no. Esta no es la forma de convertir y convertir a otros. Si camino es el del servicio”, pidió.
Por último, el Santo Padre les agradeció por su servicio “gracias porque veo que su servicio va por este camino” y animó a “reanudar siempre este camino para la conversión de las personas y también para su propia conversión”.
“En el servicio nunca se equivoca, porque el servicio es amor, es caridad, es cercanía. El servicio es el camino que Dios ha elegido en Jesucristo para perdonarnos, para convertirnos”, concluyó.
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