Así lo indicó el Santo Padre al recibir este 28 de septiembre en el Aula Pablo VI a los dirigentes y agentes de la Inspección de Seguridad Pública del Vaticano con ocasión del 75º aniversario de la institución.
“Estimados oficiales y agentes, muchas gracias por su valioso servicio, caracterizado por la diligencia, profesionalismo y espíritu de sacrificio. Sobre todo, admiro la paciencia que ejercen al tratar con personas de tan diferentes procedencias y culturas, y me permito decir: al tratar con sacerdotes”, dijo el Papa.
Además, el Santo Padre agradeció por el compromiso de acompañarlo en sus viajes a Roma y en las visitas a diócesis y comunidades en Italia, porque es “un trabajo difícil, que requiere discreción y equilibrio, para que los itinerarios del Papa no pierdan su carácter específico de encuentro con el Pueblo de Dios”.
Al entrar en el Aula Pablo VI la banda musical formada por agentes de la policía tocó el tango “Por una cabeza” de Carlos Gardel y el Papa Francisco agradeció este gesto especialmente al inicio de su discurso, así como también al final de la audiencia se acercó para darles las gracias.
El Santo Padre destacó que la Inspección de Seguridad Pública del Vaticano tiene su origen en los pactos lateranenses de 1929 y en marzo de 1945 “se concretó el proyecto de dar autonomía y configuración jurídica a tal servicio de policía” y de esta manera “se fortaleció y se hizo más efectivo el servicio que las fuerzas policiales venían realizando desde hace algún tiempo en la Plaza de San Pedro y en las zonas aledañas al Vaticano”.
En esta línea, el Papa recordó que en 1943 durante la ocupación de Roma por las tropas alemanas “había creado muchas dificultades y preocupaciones” y añadió que “durante nueve meses, la frontera entre el Estado italiano y la Ciudad del Vaticano, trazada sobre el pavimento de la Plaza de San Pedro, había sido un lugar de tensión y miedo. Los fieles no podían acceder fácilmente a la Basílica para rezar, por lo que muchos desistieron”.
Después, el 4 de junio de 1944 Roma fue liberada, pero “la guerra dejó profundas heridas en las conciencias, escombros en las calles, pobreza y sufrimiento en las familias” afirmó el Papa que agregó “el fruto de la guerra es esto”.
Desde el día de la institución de esta oficina, que poco a poco fue asumiendo otras denominaciones hasta la actual, el Santo Padre señaló que “se ha abierto un camino en el signo de la fructífera colaboración entre Italia y la Santa Sede, y entre la Inspección y los órganos vaticanos responsables del orden público y la seguridad del Papa”.
Por ello, el Santo Padre esperó que la Inspección de Seguridad Pública en el Vaticano “pueda seguir funcionando según su brillante historia, sabiendo sacar de ella nuevos y abundantes frutos”.
“Estoy seguro de que trabajar en este lugar constituye para ustedes una llamada constante a los valores más altos: a aquellos valores humanos y espirituales que requieren ser acogidos y testimoniados cada día”, advirtió el Papa.
En este sentido, el Santo Padre alentó para que este “esfuerzo, a menudo realizado con sacrificio y riesgo, esté animado por una fe cristiana viva: es el tesoro espiritual más preciado que su familia les ha confiado y que están llamados a transmitir a sus hijos”.
Finalmente, el Papa rezó para que el Señor los recompense “como solo Él sabe hacer” y que San Miguel Arcángel, su patrono, los proteja y la Virgen Santa los cuide.
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