Como ya informó CNA, agencia en inglés del Grupo ACI, Torzi fue arrestado por investigadores del Vaticano en el mes de junio, acusado de “extorsión, malversación, fraude agravado y autolavado”.
El lunes el diario italiano La Repubblica informó que, luego de su arresto, Torzi pasó tres días con las autoridades vaticanas explicándoles los detalles del caso y que las autoridades italianas están colaborando ahora con el Vaticano para seguir la pista de varios cientos de millones de euros de fondos vaticanos.
El Vaticano también informó el lunes que el Papa Francisco nombró a un abogado italiano y profesor de derecho comercial para trabajar como promotor de justicia, ante algunas expectativas de que el Cardenal Becciu y algunos colegas previos suyos en la Secretaría de Estado puedan ser juzgados penalmente en el Vaticano.
El mismo día el sitio de noticias italiano Domani presentó un informe sobre una compañía de cerveza de propiedad de un hermano del Cardenal Becciu que recibió un préstamo de 1.5 millones de euros de un hombre de negocios africanos vinculado al Purpurado y la Secretaría de Estado. El préstamo fue hecho por el angolés Antonio Mosquito, un conocido desde hace años del Cardenal Becciu. El Purpurado sirvió como Nuncio Apostólico en Angola entre 2001 y 2009.
En 2012 y ya en Roma como Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, el Cardenal Becciu hizo parte de la consideración de la Secretaría de una inversión de 200 millones de dólares en la empresa de Antonio Mosquito, de nombre Falcon Oil.
Después de investigar la inversión durante un año, la Secretaría optó finalmente por invertir el dinero con el italiano Raffaele Mincione, lo que llevó a la polémica compra de una propiedad en Londres y que desencadenó la actual investigación.
Mario Becciu, hermano del Cardenal, dijo a Domani que el dinero tenía como fin ayudar a niños con autismo. El Cardenal Becciu renunció el jueves luego de una reunión no agendada con el Papa Francisco en la que el Santo Padre le dijo que había perdido su confianza y le ordenó dimitir. La mañana siguiente el diario italiano L’Espresso publicó una nota en la que se acusaba al Cardenal de usar su posición en la Curia vaticana para conseguir fondos para su propia familia.
La renuncia del Cardenal Becciu ocurre luego de más de un año de investigación de CNA y otros medios sobre los escándalos financieros alrededor del Cardenal y la Secretaría de Estado del Vaticano, donde sirvió como Sustituto por casi una década hasta que fue creado Cardenal y nombrado prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos en 2018.
Muchas de las noticias surgieron a partir de las controvertidas inversiones de la Secretaría de Estado –realizadas a través del italiano Raffaele Mincione, un socio de Torzi– incluyendo la compra de la propiedad de Londres por cientos de millones de dólares.
Además del arresto de Torzi en junio, la policía italiana emitió, a pedido de los promotores de justicia del Vaticano, una orden de allanamiento e incautación para Mincione en julio.
En el registro se incautaron celulares y tabletas. Mincione ha dicho varias veces que no ha hecho nada malo y a inicios de este año presentó una demanda contra la Secretaría de Estado en una corte del Reino Unido, pidiendo que un juez establezca que él actuó de buena fe en sus tratos con el Vaticano.
El lunes los abogados de la familia del Cardenal Becciu emitieron una declaración para la prensa en la que dijeron que han presentado quejas oficiales por “calumnia y difamación agravada” de sus clientes y por “la filtración ilegal de información y documentos confidenciales” a los medios.
La declaración no hizo mención específica de ningún medio o ante quién se presentó las quejas.
Desde octubre los investigadores del Vaticano han realizado varios allanamientos en distintos dicasterios relacionados con la propiedad de Londres y vinculados a las inversiones. Los investigadores allanaron oficinas de la Secretaría de Estado y de la Autoridad de Inteligencia Financiera (AIF), el ente supervisor de las finanzas vaticanas, incautando computadoras, teléfonos y llegando a suspender a varios miembros del personal.
Luego, los investigadores allanaron la casa y las oficinas de Mons. Alberto Perlasca, quien trabajó junto al Cardenal Becciu y la Secretaría de Estado.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
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