El 14 de septiembre, el Ministerio de Salud publicó en su cuenta de Twitter un comunicado en el que el ministro Luis Francisco Sucre citó las informaciones del Departamento de Epidemiología, según el cual “se mantiene un número sostenido de recuperados versus el número de positivos”, y se registra “una disminución de personas hospitalizadas y en Unidad de Cuidados Intensivos”.
Debido a este nuevo panorama y luego de reunirse con el Arzobispo Metropolitano de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa, el ministro anunció “que se va a permitir de manera gradual, un mayor número de feligreses en actividades religiosas”
El “nuevo plan estratégico” indica que desde el “lunes 20 de septiembre se permitirá en iglesias, templos, parroquias, capillas y centros de culto, el aforo del 50% de población en general no vacunada; y aforo de 80% en población con esquema completo de vacunación”.
No obstante, advirtió que es importante continuar con la vacunación contra el COVID-19 y con “las medidas de autocuidado, en especial el uso correcto de la mascarilla”; y “solicitó a las “comunidades de fe que preparen sus comités internos de salud” para vigilar lo dispuesto.
Ante ello, la Conferencia Episcopal Panameña publicó un comunicado el 16 de septiembre, donde anuncia las nuevas disposiciones de bioseguridad ante el COVID-19 que regirán en las iglesias y centros de reunión parroquial.
El Obispo de Chitré y presidente de la CEP, Mons. Rafael Valdivieso Miranda, señaló que tras el anuncio del Ministerio de Salud, modificaron “las Normativas Generales para la Reapertura de los Templos y Celebraciones Litúrgicas” que la CEP estableció el 20 de mayo del año pasado.
Primero, indicó que “el aforo en los templos y sitios de reunión, se amplía a un 50%, por lo que se podrá utilizar la mitad de la capacidad del lugar”.
Precisó que “solo habrá aforo de un 80% del templo o sitio de reunión, en el caso que todos los asistentes presenten constancia de haber recibido las dos dosis de vacuna contra el COVID-19” que en el país se valida al presentar “la tarjeta de vacunación o código QR”.
Señaló que “se deja a criterio de cada párroco y el Comité Parroquial de Salud e Higiene COVI-19 implementar el incremento a 50% u 80%, dependiendo de las condiciones particulares de la comunidad que atienden”.
Indicó que como la Iglesia es consciente que “aún casi la mitad de la población no tiene vacuna alguna o solo una dosis”, las personas que no estén inmunizadas podrán asistir a Misa en las iglesias a un 50% de la capacidad de los recintos, y en los horarios específicos que los párrocos y el Comité Parroquial COVID-19 establezcan.
Por otro lado, indicó que “las capillas también podrán ser abiertas, si reúnen las condiciones exigidas por las autoridades de salud y de la Normas Generales”; y recordó que continuarán las “transmisiones de la Eucaristía por medios digitales mientras se vaya alcanzando un mayor número de personas vacunadas”.
El Prelado dijo que se mantendrán “las medidas de bioseguridad, como el distanciamiento y el uso de mascarilla”, con excepción de “la toma de temperatura en la entrada de los templos y sitios de reunión”.
Mons. Valdivieso dijo que “queda en manos de cada Párroco y Comité Parroquial de Salud e Higiene COVID-19 actuar ante una situación particular en sus áreas parroquiales, que pueda requerir medidas temporales de reducción o cierre en casos extremos”.
Además, instó a la comunidad católica a “estar atentos a cualquier cambio o medida de contingencia que dictamine el Ministerio de Salud”.
“Las parroquias, capillas o lugares de reunión en la Iglesia Católica deben seguir siendo sitios seguros, por lo que hay que seguir estrictamente con las medidas de bioseguridad para la protección de sacerdotes y fieles”, concluyó.
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