Nacido en Texas, Dempsey comenzó a jugar fútbol a la edad de 10 años. En 1995, su hermana mayor Jennifer, una promisoria jugadora de tenis de solo 16 años, sufrió un aneurisma cerebral y falleció.
Dempsey siempre recuerda a su hermana. Sus padres lo hicieron dejar el fútbol para poder pagar las clases de tenis de Jennifer, y fue entonces que lo llamaron para decirle que su hermana se había desmayado y había sido llevada de emergencia a un hospital, donde murió.
Pocos meses antes, Dempsey había tenido una conversación sobre la muerte con su hermana. “Estábamos hablando sobre la muerte y me dijo ‘si alguna vez muero, ¿quieres que vuelva y que te diga que estoy bien? Y yo le dije ‘¡no, eso me asustaría demasiado!’ Hablamos sobre otras cosas y me dijo ‘bueno, si alguna vez muero te ayudaré a que la pelota entre a la redes’. Y por eso es que miro al cielo cuando anoto, para recordarla”, relató al diario The Guardian en una entrevista de 2010.
El gol que ayer anotó Dempsey en la victoria de Estados Unidos sobre Ghana por 2 a 1, ha sido el quinto más rápido de la historia de los mundiales y el más rápido convertido alguna vez por un jugador de Estados Unidos. Con esto Dempsey se convierte también en el único futbolista estadounidense en anotar en tres copas del mundo.
El capitán de Estados Unidos se declara cristiano. “Mi fe en Cristo es lo que me da confianza para el futuro. Sé que en las buenas y en las malas Él es fiel y me cuidará”, declaró al Christian Post en un reciente artículo.
“Rezo para tener fuerza mientras avanzo en el camino ante mí. Juego con lo mejor de mis capacidades y agradezco por las muchas oportunidades y los grandes éxitos que Él me ha dado. En todo quiero hacer lo correcto, no cometer errores, tener una vida que Le agrade”, dijo al mismo diario.
Dempsey cree además que si bien algunas cosas en la vida lo han encarado con el sufrimiento, “eso al final pone la vida en perspectiva”.
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