Posadas (Misiones) (AICA): La comunidad diocesana de Posadas celebró este miércoles 10 de diciembre, en el Centro de Espiritualidad, la fiesta en honor de María de Loreto, Madre del Pueblo de las Misiones. El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, destacó la importancia de la evangelización de las familias, para que los vínculos sean sólidos y se puedan recuperar los valores “de la solidaridad, del compartir, de la justicia, de la fidelidad, que está ligada al vínculo del amor, por supuesto”. “A María queremos pedirle especialmente por las familias y que podamos abrazar a tanta gente que pasa situaciones de dolor, le pedimos para que nosotros podamos abrazarlos y ayudar a fortalecer el vínculo del amor”, subrayó.
Las celebraciones comenzaron con una procesión desde el ingreso al centro de espiritualidad diocesano, durante la cual se rezó el rosario. Luego, cerca de las 9, el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, presidió la misa concelebrada por sacerdotes de la Zona Ruta 12. Asistieron una importante cantidad de personas de la localidad de Loreto, entre ellos el intendente Francisco Aquino, y de localidades cercanas.
Antes de finalizar la misa, dos seminaristas que cursan el ciclo introductorio realizaron su consagración a Nuestra Madre María, bajo la advocación de Loreto y también pidieron que Ella proteja y guíe al seminario.
En su homilía, monseñor Martínez recordó que a Loreto vamos por distintas circunstancias y que este año lo hicieron de un modo especial jóvenes de diversos institutos católicos que asistieron a jornadas de espiritualidad y oración y en esta oportunidad “estamos aquí para celebrar junto a nuestra Madre. Ella que estuvo siempre, en el silencio, cerca de Jesús y también lo está cerca nuestro”.
El prelado invitó a mirar a la Familia de Nazaret, que vivió situaciones que fueron algo complejas y enseñan a entender que “la vida no es fácil y tiene muchos momentos difíciles”. Recordó también que Jesús dio a María como Madre, cuando “Ella estaba al pie de la Cruz, junto al discípulo amado... Pero yo quería hacer una reflexión especial de la presencia de María, de José, de la Familia de Nazaret, en los 30 años de silencio, de cotidianeidad, donde justamente se resalta el silencio de la Casa de Nazaret que se da en la vida de trabajo, en la cotidianeidad y fecundidad del Señor, junto a María y José, porque estamos aquí rezando especialmente por las familias”.
Monseñor Martínez destacó la importancia de la evangelización de las familias, que se hace a través de la catequesis familiar y de las actividades del Secretariado para la Familia, pero consideró que aún falta y hay que trabajar los vínculos, para que los mismos sean sólidos, y se puedan recuperar los valores “de la solidaridad, del compartir, de la justicia, de la fidelidad, que está ligada al vínculo del amor, por supuesto”.
“A María queremos pedirle especialmente por las familias y que podamos abrazar a tanta gente que pasa situaciones de dolor, le pedimos para que nosotros podamos abrazarlos y ayudar a fortalecer el vínculo del amor”, concluyó.+
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