En declaraciones a ACI Prensa luego de la Misa que se celebró en la Basílica de San Pedro, el Arzobispo comentó que “vivimos un milagro con el primer Papa latinoamericano y con ver luego la Basílica de San Pedro convertida en una gran parroquia latinoamericana”.
El Prelado, que fue uno de los cardenales y obispos llegados desde distintos lugares de América para esta importante ocasión, dijo que se sintió en profunda sintonía con los latinoamericanos, con sus “esperanzas, oraciones y las lágrimas de millones. Me sentí también en sintonía con el corazón del Papa que en las plegarias colocamos nuestra esperanza y nuestro corazón”.
Mons. Patrón Wong dijo luego que haber estado en esta Misa, como mexicano y latinoamericano, le permitió ahondar “la experiencia de ser de América Latina es la de saber que las dificultades se pueden vencer cuando está Dios y cuando dejamos que Maria nos haga mejores discípulos y misioneros de Cristo”.
Por su parte, Mons. Eduardo Chávez, Postulador de la causa de San Juan Diego y autor de 28 libros sobre la Virgen de Guadalupe, contó a ACI Prensa su experiencia de haber sido el encargado de entregar al Papa la Rosa de Plata que desde hace más de 50 años recorre Canadá, Estados Unidos y México.
“Dios a través de la Virgen de Guadalupe ha querido estar entre nosotros y esta rosa es prueba de ello. Aún estoy emocionado por todo esto y el Santo Padre me decía varias veces: ‘ruega por mí’ con una gran sonrisa. Estoy muy contento por esta oportunidad que he tenido”, narró.
El Arzobispo de Piura y Tumbes (Perú), Mons. José Antonio Eguren, refirió a su turno que con sus palabras, “el Santo Padre nos ha querido decir que la fe católica recorre todo nuestro continente, desde Alaska hasta la Patagonia. Es esa fe la que da la unidad a todo el Continente”.
El Prelado dijo a ACI Prensa que “profesamos esta fe cristiana y católica gracias a que la Virgen Santísima nos visitó en 1531 y nos trajo al Evangelio vivo que es nuestro Señor”.
“Creo que América Latina es la gran reserva de la fe católica. Creo que ha sido un llamado del Santo Padre para sentir nuestra responsabilidad de mantener viva la fe como María y que salgamos a anunciar a Cristo vivo a los demás con alegría y entusiasmo”.
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