La noticia sobre la audiencia privada con Stefanini –que se declara homosexual y católico devoto que suele ir a Misa– la dio a conocer el 22 de abril la revista francesa Le Canard Enchainé, aunque la publicación señalaba que esta se realizó el día 18.
Una fuente de la Secretaría de Estado del Vaticano confirmó a ACI Prensa que la audiencia se realizó, pero no el 18, sino el viernes 17 de abril. Asimismo precisó que el encuentro tuvo una duración de 15 minutos.
A comienzos de abril los medios franceses publicaron la noticia de la designación de Stefanini por parte del gobierno del presidente François Hollande el 5 de enero. Una propuesta que aún no recibe respuesta por parte del Vaticano.
Una fuente diplomática de la Santa Sede dijo a ACI Prensa que se debe entender bien “por qué el Vaticano se demora en dar su aprobación a la designación, pero ciertamente podemos decir que no ha sido por discriminación de la orientación sexual” de Stefanini.
Stephane Le Foll, vocero del gobierno de Francia, dijo a su turno que “efectivamente hubo una reunión entre el Papa y Stefanini” y que “nada ha cambiado: Francia ha propuesto un candidato y estamos esperando la respuesta del Vaticano”.
En espera de la decisión final, una fuente de la Santa Sede dijo al diario francés La Croix que “el mensaje del Vaticano a Francia es: sigue el proceso”, un procedimiento que implica silencio mientras se analiza la candidatura.
El archivo de Laurent Stefanini permanece en la Secretaría de Estado del Vaticano, el único organismo de la Santa Sede que conoce exactamente las razones de la demora del proceso.
Si el Vaticano decide no aceptar la candidatura de Stefanini, no sería la primera vez que lo hace. En el año 2007 rechazó la de Jean Loup Khun-Delforge, también de Francia. El nominado era gay, vivía con su pareja y apoyaba abiertamente la unión civil del mismo sexo.
De acuerdo al derecho diplomático, un estado puede rechazar la nominación de un embajador sin necesidad de explicar sus motivos. Puede incluso optar por no dar respuesta alguna al pedido de aprobación lo que suele interpretarse como un rechazo discreto a la designación.
Para recibir la aprobación diplomática de la Santa Sede, los embajadores designados deben reunir algunos requisitos y deben tener una conducta acorde a la enseñanza de la Iglesia.
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