Monseñor Lozano interpela: “¿Se puede tener una fe standard?”

Gualeguaychú (Entre Ríos) (AICA): “¿Se puede tener una fe standard? ¿Que no sea exagerada ni tampoco mediocre? La respuesta dependerá de varios factores, entre ellos de qué entendemos por tener fe”, afirmó el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Eduardo Lozano. El prelado recordó que el Espíritu Santo “está en nosotros” y es “el alma de la Iglesia”. “Él nos impulsa a la misión, al testimonio, al amor al prójimo”, sostuvo y advirtió: “Si no le damos lugar al Espíritu corremos el riesgo de dejar de ser Iglesia para transformarnos, en palabras de Francisco, en ‘una ONG piadosa’”.

“¿Se puede tener una fe standard? ¿Que no sea exagerada ni tampoco mediocre? La respuesta dependerá de varios factores, entre ellos de qué entendemos por tener fe”, afirmó en su columna semanal el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Eduardo Lozano.

El prelado explicó que “si atendemos a los Evangelios, no podemos imaginar la fe sin un vínculo de amistad con Jesús, que está vivo y presente aún hoy en medio de nosotros. Y esto es mucho más que sostener algunos conceptos sobre Dios o códigos morales. Porque creer para el cristiano es obra del Espíritu Santo. Por eso San Pablo nos enseña que ‘nadie puede decir que Jesús es el Señor, si el Espíritu Santo no está en él’”.

“Cuando rezamos a Dios, cuando nos reconocemos como hermanos, el Espíritu está en nosotros. Él es el alma de la Iglesia. Él nos impulsa a la misión, al testimonio, al amor al prójimo”, sostuvo y advirtió: “Si no le damos lugar al Espíritu corremos el riesgo de dejar de ser Iglesia para transformarnos, en palabras de Francisco, en ‘una ONG piadosa’”.

Monseñor Lozano recordó que este domingo fue la fiesta de Pentecostés, en la que “Jesús Vivo envía su Espíritu para que nos aliente e impulse” y destacó que “la fuerza del Espíritu Santo sostiene a los misioneros ante las dificultades y pone en sus labios el mensaje de Jesús. Fortalece el testimonio de los mártires que dan la vida por amor a Dios. Suscita la oración de las monjas y los monjes contemplativos. Inspira las obras de caridad hacia los pobres y enfermos”.

“Acompaña a los catequistas para que lleven de la mano a otros al encuentro con Cristo. Ilumina a los diáconos, sacerdotes y obispos en su misión evangelizadora. Sostiene en la fidelidad a los matrimonios y las familias. Alienta en la alegría de la entrega a las consagradas y consagrados. Y podemos seguir nombrando a todos los miembros del Pueblo de Dios, los diversos carismas, servicios y ministerios, todas las vocaciones”, agregó.

Por último, monseñor Lozano sostuvo que “el Espíritu Santo fue el artífice de que el cristianismo no quedara encerrado en un grupúsculo aislado y selecto, sino que se abriera al mundo pagano. También hoy impulsa a la Iglesia en la misma misión en este mundo concreto con sus genialidades que admiramos y sus lacras que tanto nos hacen sufrir”.+

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