La localidad de Nursia –Norcia en italiano y pueblo natal de San Benito– fue afectada por un fuerte sismo el 24 de agosto, que golpeó también otras zonas del centro de Italia. Sin embargo, fue el terremoto del 30 de octubre de 6,5 grados el que terminó por derrumbar poblados enteros, como Castelluccio de Nursia y Amatrice, dejando miles de damnificados.
Además, según indicaron los monjes benedictinos, ocasionó el colapso de todas las iglesias de Nursia.
En declaraciones a Radio Vaticana, Mons. Boccardo dijo que cuando habló con el Pontífice, lo primero que le dijo Francisco fue que “probé en llamarte otras veces, también en los días pasados, cuando estuve en Suecia, pero el número que tenía no era el correcto. Quiero asegurarles mi cercanía, mi oración, mi participación en el sufrimiento de toda la gente, ¿cómo está la gente?”.
El Arzobispo le explicó que desde hace dos meses los pobladores viven en la precariedad, con el temor y la incertidumbre. Sin embargo, le aseguró al Papa que “cuando les diga (a los fieles) que usted ha llamado, esto será para ellos un incentivo, un gran consuelo y un impulso para no perder la esperanza”.
“Sí, sí –le pidió Francisco–, dígales que rezo por ellos, que estoy cercano y que comparto su dolor, su fuerza, pero anímalos a seguir adelante”.
Los movimientos sísmicos continúan en el centro de Italia. En la madrugada de este jueves se registró un nuevo terremoto de 5 grados.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 30 de octubre de 2016
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