Lic. Lupita:
En casa siempre ha habido pleitos normales, pero todo se ha vuelto un infierno desde que mi esposa me dijo que se convirtió a los evangélicos bautistas, o algo así. Dice que ahí está la verdadera religión y se lleva a mis hijos sin que yo esté de acuerdo. Por mi parte, aunque no siempre íbamos los domingos a Misa -ahora no falto-, vienen conmigo los niños. Cada día estamos peor, y creo que debo irme para que haya paz en esta casa. ¿O qué debo hacer?
Juan Pablo H.
Estimado en Cristo, Juan Pablo:
“Ni es ella, ni es contigo”
Cuando existe una discusión tan grande que parece que sólo una guerra puede detenerla, hemos de buscar al verdadero enemigo: el destructor, el acusador, el que divide: Satanás.
Es momento de aliarse a la mujer que puede aplastar su cabeza: María. Ella es vivo manantial de esperanza, nos dice Dante Alighieri. Es tan grande y vale tanto, que todo el que desea alcanzar alguna Gracia y no recurre a Ella, es como si quisiera que sus deseos vuelen sin alas.
Procura encomendar a María Santísima tu hogar. Practica con devoción el rezo del Rosario. Recuerda que la mejor forma de venerar a nuestra Madre es imitar sus virtudes. Por ello, debes ser instrumento de paz y bendición en tu hogar.
Aspecto luminoso de la situación que planteas es que tu esposa está en una búsqueda sincera de Dios. Es probable que haya encontrado en esta comunidad el cariño y la acogida que no ha sentido dentro de la Iglesia Católica. Si ustedes no iban a Misa todos los domingos, me parece que no conocían su fe a fondo. Y ya sabemos lo que se dice: cada vez hay más buenos protestantes que se hacen católicos y cada vez hay más malos católicos que se hacen protestantes.
Esmérate en ser un buen católico; empieza a estudiar tu fe con deseo de entenderla y generar convicciones en ti. Te sugiero las siguientes acciones para conseguirlo:
• No vayas a Misa por cumplir, sino porque no puedes vivir sin la Eucaristía, porque no puedes dejar de dar gracias infinitas a un Dios que se hizo hombre y dio su vida por ti.
• Cultiva una sana expresión de tus emociones y necesidades; tanto así, que no necesites pelear o discutir en casa. Los pleitos de los que hablas no deben existir en un hogar cristiano. Habrá diferencias y discusiones siempre, pero cuando existe el espíritu de Dios en los corazones, se busca la reconciliación inmediata, y el perdón es el rey hasta llegar a la unidad, que siempre es Voluntad de Dios: Sean uno como mi Padre y Yo somos uno (Jn. 17, 21).
• Nuestros familiares y amigos se sentirán atraídos a la Verdad por nuestro testimonio, y no por nuestros argumentos. Mostremos que Cristo reina en nuestro corazón, seamos benevolentes, pacientes, misericordiosos.
• Respeta a tu esposa y dile que sabes que está buscando esa Verdad. Anúnciale que viene un cambio en ti; que serás el hombre que Dios espera de ti; buscarás, dentro de la Iglesia Católica, toda la razón de tu existir.
• Prepárate estudiando la vida de los Santos y especialmente la de grandes conversos: San Agustín, John H. Newman, André Frossard, Chesterton, Juana de Arco, Svetlana (hija de Stalin), Gary Cooper, Sylvester Stallone, etc.
Uno de ellos, GK Chesterton, escribió: Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
Lupita Venegas Leiva/Psicóloga
Facebook: lupitavenegasoficial

Publicar un comentario