AGENDA INTERNACIONAL | Por Georg EICKHOFF |
El 27 de enero de 1945 fue liberado por las tropas de la Unión Soviética el campo de concentración Auschwitz, en Polonia, donde los alemanes habían asesinado a millones de personas. Auschwitz se ha convertido en el principal símbolo del genocidio de los judíos, el Holocausto. La fecha de la liberación es conmemorada oficialmente en Alemania.
Diez días antes, el derechista Björn Höcke, líder de tercera fila del partido “Alternativa para Alemania”, pronunció un encendido discurso en el cual llama al gran Monumento en honor a las víctimas del Holocausto, que se encuentra a pocos metros de la Puerta de Brandenburgo, en Berlín, “un monumento de la vergüenza”. Propuso una “vuelta de 180 grados” en la política conmemorativa. El rechazo al discurso fue amplio.
Höcke incitó a una “oposición fundamental” contra el “régimen” de Angela Merkel a quien comparó con el penúltimo dictador el Alemania Oriental, el jefe del partido comunista Erich Honecker. El agitador considera que Merkel ha llevado su país a una catástrofe y que el estado alemán se encuentra en fase de disolución. “Nuestro querido pueblo está amenazado en su existencia”, dijo Höcke, en Dresde. La patria alemana, según él, se está “diluyendo como un trozo de jabón bajo un chorro tibio de agua”.
Höcke llegó incluso a citar el famoso discurso de toma de protesta de John F. Kennedy: “No preguntes qué tu país puede hacer por ti. Pregunta qué puedes hacer por tu país”. Sin embargo, en su tono lúgubre y apocalíptico, el discurso del líder local de este partido de ultraderecha se parece más a las palabras que, tres días después, pronunció otro demagogo, en las mismas escalinatas del Capitolio de Washington desde donde había hablado Kennedy.
Desde 1941, los Estados Unidos han sido el líder mundial en la oposición efectiva contra el pensamiento chauvinista y xenófobo que Höcke resucita. Quien haya leído o escuchado grabaciones de discursos de los nazis, sobre todo de sus rangos medios e inferiores, no solamente de Adolfo Hitler, conoce la melodía e intuye a dónde lleva semejante pensamiento y palabra.
Que el discurso inaugural del nuevo Presidente de Estados Unidos se parezca a otro discurso pronunciado, en la misma semana, por un líder opositor europeo de poca monta indica que con el inicio del gobierno de Trump, empezó un nuevo orden mundial. En este nuevo orden, Estados Unidos ya no simboliza la conciencia de actuar dentro de una misión global que saca las conclusiones de las catástrofes del Siglo XX, sino se dispone a encabezar las catástrofes del Siglo XXI.
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