Dos fenómenos emergentes
Dr. Jorge Enrique Rocha Quintero
El domingo 12 de febrero se realizaron varias Marchas en las principales ciudades del país para mostrar el descontento hacia las políticas que Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, empieza a ejercer frente a México. A la par, surgieron muestras de repudio hacia el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, y en los días previos y siguientes a ese domingo se gestó en la opinión pública un debate en torno a la necesidad, la pertinencia y la legitimidad de dichas movilizaciones. Se externó que tanto las expresiones políticas de derecha como de izquierda tienden a minimizar las movilizaciones sociales que no van acordes a sus intereses y que maximizan los beneficios de las Marchas que defienden sus posturas; situación, por cierto, completamente normal. Además, en una democracia, los ciudadanos son libres de manifestarse para denunciar o exigir a los actores políticos la vigencia de un derecho que creen es importante.
Más allá de la mucha o poca legitimidad de dichas Marchas, el ambiente de crisis provocado en primer lugar por el modelo socioeconómico vigente, y que ahora es evidente con las Presidencias de Peña Nieto y Trump, está generando movilizaciones de todo tipo, que podríamos catalogar como un escenario de multi-resistencias y multi-rebeldías. No estamos ante las grandes revoluciones de antaño; más bien, a la manera como lo plantean John Holloway y Jorge Alonso, estamos ante un sinnúmero de pequeñas y medianas rupturas y “grietas” que poco a poco desmantelan los mecanismos tradicionales de ejercer el Poder y las formas capitalistas de relaciones sociales que tenemos.
Efervescencia
En los últimos meses hemos sido testigos de movilizaciones masivas en contra del gasolinazo, en el caso de México, y a favor de los migrantes, en Estados Unidos. Pero también vemos cómo Alcaldes estadunidenses se enfrentan a Donald Trump con el propósito de mantener las ciudades-santuario en aquel país y, por otro lado, en México, hay gobernantes que tratan de aminorar los efectos de la crisis económica en la que estamos instalados. Simultáneamente, en las comunidades locales empiezan a gestarse experiencias que generan lazos de solidaridad, en una perspectiva de reconstrucción del tejido social, incluyendo experimentos de los que podemos derivar una economía social y solidaria. Es decir, hay una multiplicidad de acciones sociales que apuntan a resistir o a rebelarse ante lo que está sucediendo.
Si miramos con mayor detenimiento estas acciones locales, las movilizaciones y las experiencias de innovación social, podríamos catalogarlas en dos grandes tipos: las resistencias y las rebeldías. Las primeras se basan en oponerse a las imposiciones del capitalismo o a las del Estado; esto es, aparecen cuando un colectivo o grupo social expresa un “No” ante una situación determinada que vulnera sus derechos y su cultura. Las resistencias intentan detener las acciones que empresas o gobiernos pretenden implementar, y que, desde la lógica y los intereses de una comunidad, son incompatibles con el mantenimiento de sus valores y de sus recursos. Desde hace años, comunidades rurales y pueblos indígenas son un ejemplo de las resistencias en México.
Las rebeldías están asociadas a los intentos por cambiar las reglas establecidas del sistema. Son aquellas experiencias en que los colectivos construyen otras economías con bases distintas a la acumulación capitalista, o mediante las cuales se reinventan las democracias locales con el propósito de superar las falacias y los problemas de las democracias representativas. Los rebeldes son los que pretenden construir un mundo distinto; los que resisten se oponen a que las dinámicas económicas y políticas hegemónicas terminen aplastándolos. Es común que colectivos y comunidades, a la par, estén en la resistencia y comiencen a ser rebeldes.
México y una parte de Estados Unidos empiezan a ver a lo largo y ancho de sus territorios la aparición de múltiples experiencias de resistencias y de rebeldías, y esto significaría dos cosas: que la percepción de crisis social es cada vez más generalizada en amplios sectores de la Sociedad, y que la esperanza de que las cosas pueden ser distintas se ha propagado en muchos lugares y colectivos. Una de las estrategias de los que ostentan el poder político y económico es descalificar las resistencias y las rebeldías; pero, desde esta óptica, hemos de señalar que ambas acciones tienen dentro de sí el germen de los cambios de fondo.
Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com
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