Desde hace casi 40 años, la congregación ha recibido a pacientes del Hospital Civil y a personas en situación de calle.
A un costado del Antiguo Hospital Civil con domicilio en Belén #581, se encuentra “Casa El Buen Samaritano”, alma mater donde las Capuchinas Misioneras del Trabajo viven diariamente su carisma, otorgando tanto hospedaje a personas en situación de calle, así como proporcionando un lugar para dormir a los enfermos que asisten a consulta al hospital y provienen de un zona lejana.
De origen ibérico, la congregación fue fundada en 1956 por el padre Emilio Lozano Mareos, miembro de la OFM (Orden de Frailes Menores), en Fontanil de los Oteros, villa que pertenece a la Provincia de León en España.
“Nosotras como congregación estamos aquí (Guadalajara) desde el 78 (1978), y de hecho, aquí del albergue del Buen Samaritano ha surgido la vocación de las mexicanas que estamos aquí en la congregación”, dijo la hermana Teodora Gómez Regla, Vicaria General de la congregación en México.
Carisma fundacional
Contando con solo 3 hermanas profesas conocidas como “las veteranas mexicanas” y una en segundo año de Noviciado, el “Buen Samaritano” atiende entre 60 y 90 personas diariamente, aunque a veces el número aumenta según la cantidad de consultas en el Hospital Civil.
“El Carisma fundacional es visitas domiciliarias completamente gratuitas a personas pobres, enfermas, necesitadas. Esto tiene un abanico enorme de acción. Nosotras somos pocas y también por constituciones, por derecho propio, tenemos que sí llega a ser reducido el número de hermanas, como es nuestro caso y la necesidad siempre desborda, preparar lugares convenientemente adecuados para recibir personas a las que podamos atender ahí en vez de ir al domicilio”, dijo la Hermana Teodora.
Dando posada al peregrino
Como respuesta a las necesidades que viven los hermanos en situación de calle, la congregación fundó el año pasado el albergue “Ángeles y Serafines Buenaventura”, ubicado en el cruce de las calles Manuel Acuña y Liceo, lugar donde la persona puede dormir, tomar un baño y recibir el alimento de cada día.
“Inicié –dijo- la fundación de la asociación avalada y apoyada por el padre Francisco Huerta Orozco y por Toño González Brambila, ex-seminarista. Hablé con ellos para ver si me apoyaban, se constituyó la asociación y el año pasado, en el Año de la Misericordia, empezó a funcionar en su totalidad a puerta abierta el albergue para hermanos en situación de calle”.
A diferencia de las Hermanas Capuchinas que llevan una vida contemplativa, las Capuchinas Misioneras del Trabajo pertenecen a la Tercera Orden Franciscana, es decir que el carisma que viven es apostólico y misionero llevando una vida fuera del claustro.
Visitar al enfermo y vestir al desnudo son obras de misericordia en las que todos podemos participar y, en este caso, apoyar a las Misioneras del Trabajo.
Publicar un comentario