La Piedra en el Zapato
“Dios dispone la inteligencia y el corazón de su criatura, al encuentro de la alegría y a la vez de la verdad…”
(Enc. Gaudete in Domino 5, 1975, Pablo VI)
¿Te has fijado que las sonrisas andan escasas?
Piensa por un momento en cuántas personas has visto sonreír y a cuantas has sonreído a estas alturas en que clavaste tus ojos a esta lectura. Ojalá al menos con los que viven contigo hayas hecho un buen intercambio de sonrisas…
¿Y por qué tanto arguende con eso de sonreír? Pues porque simple y sencillamente se nos ha hecho normal, común y pareciera que hasta obligatorio andar por la vida con el ceño fruncido, con tantas arrugas en la frente que parecen letras de un mensaje de estrés, de preocupación, de prisas, de “no me alcanza”, etc.
La felicidad es un bien común universal, un llamado y un estilo de vida al cual sólo apuestan algunos tachados de “locos y soñadores”. Si bien es cierto nos hemos hecho un mundo con situaciones cada vez menos felices, se me viene a la mente uno de esos refranes sabios que dice que “al mal tiempo, buena cara…”
¿Cuándo fue la última vez que fuiste feliz? ¿Cuándo crees que volverás a serlo?
La buena noticia es que tú eres el proveedor de tu felicidad, de esa auténtica paz que provee el asumir con responsabilidad y gratitud el lugar que ocupamos en el mundo. Las razones para ser felices están “de piel para adentro”, pero nos hemos distraído y andamos buscándola “de piel para afuera”.
Por eso bien decía el maestro Facundo Cabral, “no estás deprimido, ¡estás distraído…!” Las luces del mundo moderno nos han cegado, de tal manera, que casi todas nuestras ideas de felicidad terminan en una tienda, en una botella o en una cama.
Yo te invito a recuperar la memoria, a desempolvar esas ganas, esos sueños e ilusiones, esas pequeñas cosas de la vida que nos ayudaban a sacar felicidad de nuestras almas, así como sacar agua de un viejo pozo. Sé tan locamente feliz que Dios sonría al mirar cómo disfrutas del maravilloso regalo que te dio, el regalo de la vida, la que ahora usas para ser feliz y ayudar a que otros también lo sean.
Vamos cambiando este valle de lágrimas por un día de campo el paraíso. Sonríe ya después buscas el motivo…
Publicar un comentario