Los partidos políticos al presente son la gran cloaca -sin restricción alguna- ni rendición de cuentas para gastar el dinero público, que pertenece a todos los mexicanos. Si bien tienen en su ideario social el interés público, se han convertido en un barril sin fondo para pagar sobornos, y gastos excéntricos. Se les entregan recursos que ellos administran a placer. El fin primordial tiene como objetivo declarado, promover la participación de los ciudadanos en la vida democrática. Pero del dicho al hecho pasan demasiadas irregularidades sin que nadie les pida cuentas. Según la “vox populi” la vida democrática se ensucia cada día más en el dispendio y la trapacería.
En teoría se pretende facilitar al pueblo sus tareas democráticas, dizque contribuir a la integración de la representación nacional y también otorgar recursos a organizaciones de ciudadanos, para hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público. Hay sin embargo triquiñuelas, pero sobre todo inequidad dolorosa ante un pueblo que sufre por el pan de cada día en sus grandes mayorías. Hay programas del mismo gobierno que quedan en ayuno total mientras los partidos nadan en la abundancia.
En todas partes primero se presenta un programa de trabajo y luego se le dota de recursos. Con los Partidos políticos es a la inversa. Se les dota de cantidades estratosféricas y ellos disponen a su antojo muy poco de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan, sino embarrando voluntades. Así queda totalmente pervertido el ejercicio del sufragio universal, libre, secreto y directo, con el dinero que aporta el pueblo empobrecido.
Los impuestos que debieran encausarse para escuelas, carreteras, vialidades en pueblos y ciudades… para un sinfín de obras inconclusas en todos los rincones del territorio nacional; y sin embargo, vienen a ser gasto corriente para un ejercicio amañado de la democracia. Hay datos y ejemplos en todas las latitudes del territorio nacional. …y mientras las grandes empresas nacionales mercadean con la pobreza del pueblo, se construye una pantomima nacional en elecciones amañadas.
Hay datos duros que señalan que este agosto hemos vivido la inflación más alta de los últimos 17 años. Por contraparte el Presidente de la República sigue aferrado con un alboroto que ya insulta… con el spot “lo bueno cuenta y queremos que siga contando” donde él hace su “luchita” para hablar de las bondades de su mandato, y al mismo tiempo “inducir” al ejercicio del voto y según eso a la rendición de cuentas. Cantaleta de los spots que durará hasta el seis de septiembre. ¿A qué costo logra el enfado de las mayorías? ¿O favorece de alguna manera al pueblo este “ejercicio” democrático?
Al Instituto Nacional Electoral, el INE, se le otorgarán 25 mil 45 millones de pesos para el 2018, de ellos se irán sin recelo alguno para organizar los comicios electorales 7 mil 693 millones. Hay mucho que pensar de este costo beneficio de nuestra democracia actual como para sentirnos un pueblo ejemplar en un ejercicio que más parece manipulación de los poderes de facto que una tarea consensuada y trabajada en la misma conciencia del pueblo.
Publicar un comentario