Evangelio según San Mateo 8,28-34
Jesús expulsa a unos demonios: "Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino. Y comenzaron a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?" A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo. Los demonios suplicaron a Jesús: "Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara". Él les dijo: "Vayan". Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron. Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados. Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio" Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
Hay algunos sacerdotes que cuando leen este pasaje del Evangelio, este y otros, dicen: "Pero, Jesús ha sanado a una persona con una enfermedad mental". No leen esto aquí, ¿no?
Es verdad que en aquel tiempo se podía confundir una epilepsia con la posesión de demonio; pero también es cierto que existía el demonio. Y nosotros no tenemos derecho a simplificar las cosas, como diciendo: "Todos esos no estaban poseídos; eran enfermos mentales". No
La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia termina también con la presencia del demonio, con la victoria de Dios sobre el demonio. Por esta razón no debemos ser ingenuos.
El Señor nos da algunos criterios para discernir la presencia del mal y para seguir el camino cristiano cuando hay tentaciones.
Uno de los criterios es no seguir la victoria de Jesús sobre el mal sólo a medias. O estás conmigo - dice el Señor - o estás contra mí.
Jesús ha venido para destruir al demonio, a liberarnos de la esclavitud del demonio sobre nosotros. Y, no se puede decir que así exageramos.
En este tema no hay matices. Es una lucha donde se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna de todos nosotros.
Luego está el criterio de la vigilancia. Siempre debemos vigilar, vigilar contra el engaño, contra la seducción del maligno.
Podemos hacernos la pregunta: "¿vigilo sobre mí, sobre mi corazón, sobre mis sentimientos, sobre mis pensamientos? ¿Custodio el tesoro de la gracia? ¿Custodio la presencia del Espíritu Santo en mí? ¿O dejo las cosas así, seguro, creyendo que todo está bien?"
Si tú no te custodias, viene aquel que es más fuerte que tú. Pero si llega uno más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte el botín. La vigilancia
Pero, tres criterios, eh. No hay que confundir la verdad. Jesús lucha contra el demonio: primer criterio.
Segundo criterio: quien no está con Jesús, está en contra de Jesús. No hay posiciones a medias.
Tercer criterio: la vigilancia sobre nuestro corazón, porque el demonio es astuto. Jamás ha sido expulsado para siempre. Sólo el último día lo será. (Homilía en Santa Marta, 11 de octubre de 2013)
Oración de sanación
Señor, quiero seguirte aun en medio de las tribulaciones, ser fiel a tus mandatos y aprovechar todos los talentos con los que me has capacitado.
Quiero que mis pensamientos y acciones estén centrados en Ti. Te alabo por todo lo bueno que me das, pues de Ti me vienen las fuerzas para ser feliz.
Tu Palabra es fuente de Sabiduría, pero también está llena de poder. Es Palabra que protege del mal, que desecha y expulsa toda oscuridad.
No hay mal que no quede sometido ante Ti. Por eso, confío en que Tú puedes acabar con todas mis angustias, miedos y preocupaciones.
Contigo de mi lado, esos malos deseos y emociones negativas, no se apoderarán de mi corazón, pues Tú eres mi fortaleza y escudo impenetrable.
Dame de tu fuerza para no dejarme vencer por las dificultades de la vida. Aparta todo aquello que no me permite estar equilibrado en tu amor.
Toca mi mente y mi corazón, que siempre esté dispuesto a dar lo mejor de mí. Dame la gracia para renunciar a todo lo que no me lleva cerca de Ti.
Gracias por las bendiciones que en este momento derramas sobre mí. Te amo y acepto con amor todo lo que hoy estés dispuesto a darme. Amén
Frase de reflexión
"El sufrimiento es una llamada a la conversión: nos recuerda que somos débiles y vulnerables". Papa Francisco
Nota seleccionada para el blog del Padre Fabián Barrera
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