Por Felipe ARIZMENDI ESQUIVEL, Administrador apostólico de San Cristóbal de Las Casas |
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El 31 de octubre pasado, se cumplieron 500 años del inicio de la reforma que promovió Martín Lutero. Es verdad que su intención inicial era reformar algunas cosas negativas que había en la Iglesia Católica; sin embargo, su oposición a Roma se contaminó con intereses políticos de aquellos lugares y tiempos, y desarrolló doctrinas no sólo contra el Papa y la jerarquía, sino también contra varios sacramentos, a partir de su principio de la libre interpretación de la Biblia. Según él, el Espíritu Santo ilumina a cada quien para interpretar la Palabra de Dios, sin ninguna intervención o mediación de aquellos a quienes Jesús dejó como maestros en la fe, los apóstoles y sus sucesores. Esto ha dado lugar a una incontable e imparable multiplicidad de nuevas religiones, pues muchos se sienten iluminados y fundan una nueva religión, condenando como erróneas a todas las demás. Conozco a varios fundadores de religiones que pertenecían a x denominación, pero tuvieron diferencias con su pastor, se salieron, atrayendo a grupos de personas, y fundaron una nueva religión, que con el tiempo recibió el reconocimiento jurídico de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos, de la Secretaría de Gobernación. La división actual no afecta sólo a la Iglesia Católica, sino que entre ellos mismos hay grandes divisiones, lo cual es muy triste y lamentable.
Se han hecho muchos esfuerzos y ha habido varias iniciativas de diálogo interreligioso, para dar pasos hacia la unidad que Jesús quiere para su Iglesia, y por la que hizo oración en la Última Cena. La Federación Luterana Mundial y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos emitieron una declaración, en la que resaltan los avances del acercamiento entre ambas confesiones, que tuvo su punto sobresaliente en la aceptación conjunta sobre la doctrina de la justificación, firmada en 1999, que también fue asumida en 2006 por el Consejo Metodista Mundial y por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, acogida recientemente por la Comunión Anglicana. Son avances notables, que no se han logrado con otras denominaciones evangélicas más recientes.
En nuestro Estado, donde hay mucha diversidad religiosa, y ha habido confrontaciones violentas y expulsiones, desde 1992 formamos el Consejo Interreligioso de Chiapas, en que participamos líderes bautistas, presbiterianos, adventistas, nazarenos, mormones, asambleas de Dios, Buen Pastor, algunos otros, y los obispos del lugar. Oramos, analizamos los conflictos religiosos que haya, para ver la forma de solucionarlos, organizamos oraciones y conciertos interconfesionales, promovemos foros sobre libertad religiosa, emitimos documentos sobre el derecho a la vida, la dignidad del matrimonio y la familia, la participación en tiempos electorales, hacemos programas conjuntos de radio y televisión sobre valores humanos y cristianos, y sobre todo, nos conocemos, nos apreciamos y nos respetamos. Ha sido un gran servicio a la unidad de los cristianos.
PENSAR
El Papa Francisco, en la histórica oración ecuménica conjunta en la catedral luterana de Lund, Suecia, dijo: “No podemos resignarnos a la división y al distanciamiento que la separación ha producido entre nosotros. Tenemos la oportunidad de reparar un momento crucial de nuestra historia, superando controversias y malentendidos que a menudo han impedido que nos comprendiéramos unos a otros. Debemos mirar con amor y honestidad a nuestro pasado, reconocer el error y pedir perdón; solamente Dios es el juez. Es momento de dar gracias a Dios por el esfuerzo de tantos hermanos nuestros, de diferentes comunidades eclesiales, que no se resignaron a la división, sino que mantuvieron viva la esperanza de la reconciliación entre todos los que creen en el único Señor” (octubre 2016).
En esa fecha, el Papa y líderes luteranos dijeron: “Reconocemos y lamentamos ante Cristo que luteranos y católicos hayamos dañado la unidad visible de la Iglesia, pues las diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el prejuicio y por los conflictos, y la religión fue instrumentalizada con fines políticos. Exhortamos a todas las comunidades y parroquias luteranas y católicas a que sean valientes, creativas, alegres, y que tengan esperanza en su compromiso para continuar el gran itinerario que tenemos ante nosotros”.
ACTUAR
Sigamos dando pasos hacia la unidad de los creyentes en Jesús. En vez de pelear entre nosotros y de hacer proselitismo, sólo condenando a los otros, para atraer fieles hacia la propia denominación, ayudémonos a ser más fieles al proyecto de Jesús; amémonos como hermanos; conozcámonos y valoremos lo positivo que hay en hermanos de otras religiones. Aí, ayudaremos a construir la paz social que nuestros pueblos necesitan.
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