Solemnidad de Todos los Santos: “nuestra fiesta”

Solemnidad de Todos los Santos: “nuestra fiesta”

Francisco había explicado el sentido de la solemnidad de hoy, fiesta deTodos los Santos: “es nuestra fiesta”: no porque seamos buenos, sino porque la santidad de Dios ha tocado nuestra vida. Los santos no son modelitos perfectos, sino personas atravesadas por Dios. Podemos compararlos con los vidriales de las iglesias, que hacen entrar la luz en diversas tonalidades de color”.

“Quies está con Jesús es beato, feliz. La felicidad consiste no en el poseer cosas o en el convertirse en alguien famoso, no, la felicidad verdadera ves estar con el Señor y vivir por amor”.

El Evangelio, la buena noticia “es el camino de la felicidad”. Y agregó: “¿Creen en esto? Entonces, los ingredientes para la vida feliz se llaman bienaventuranzas; beatos son los simples, los humildes que dan espacio al Señor, que saben llorar por los otros y por sus propios errores, permanecen benévolos, luchan por la justicia, son misericordiosos hacia todos, custodian la pureza del corazón, obran siempre por la paz y permanecen en la alegría, no odian y también cuando sufren, responden con el bien al mal”.

Las bienaventuranzas, comentó luego “la primera bienaventuranza”, “Beatos lo pobres de espíritu” (Mt 5,3). “¿Qué significa? Que no viven por el suceso, no son súper hombres, sino quien vive las pruebas y las fatigas de todos los días. Así son los santos: respiran como todos el aire contaminado del mal que hay en el mundo, pero en el camino no pierden jamás de vista lo trazado por Jesús, el indicado para las bienaventuranzas, que son como el mapa de la vida cristiana. Hoy festejamos a aquellos que ya han alcanzado la meta indicada por este mapa: no sólo los del calendario, sino a tantos hermanos y hermanos “de la puerta de al lado”, que quizás hayamos encontrado y conocido. Es una fiesta de familia, de tantas personas simples y escondidas que en realidad ayudan a Dios a llevar adelante al mundo. ¡Y son tantas también hoy!

Luego el Papa comentó “la primera bienaventuranza”, “Beatos lo pobres de espíritu” (Mt 5,3). “¿Qué significa? Que no viven por el suceso, el poder y el dinero; saben que quien acumula tesoros para sí no se enriquece delante de Dios (Cfr Lc 12,21) Creen en cambio que el Señor es el tesoro de la vida, el amor al prójimo la única fuente de ganancia. A veces estamos descontentos por algo que nos falta o si no somos considerados como lo desearíamos, recordémonos que no está aquí la felicidad o bienaventuranza, sino en el Señor y en el amor: sólo con Él, sólo amando se vive como beatos”.

“Quisiera al final citar- dijo concluyendo- otra bienaventuranza, que no se encuentra en el Evangelio, sino al final de la Biblia y habla del final de la vida: “Beatos los muertos que mueren en el Señor” (Ap 14,13). Para mañana estamos llamados a acompañar con la oración a nuestros difuntos, para que gocen siempre del Señor. Recordemos con gratitud a nuestros difuntos queridos y recemos por ellos”.

Después de la oración mariana, Francisco recodó que mañana, Conmemoración de los fieles difuntos, él irá a rezar al Cementerio americano de Nettuno y luego a las fosas Ardeatinas. “Os pido-agregó- que me acompañen con la oración en estas dos etapas de memoria en sufragio por las víctimas de la guerra y la violencia”.

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