Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
"La llamada de Jesús nos apremia"
Sb 7,7-11: "En comparación con la sabiduría, tuve en nada la riqueza"
Sal 89,12-13.14-15.16-17: "Sácianos de tu misericordia, Señor, y toda nuestra vida será alegría"
Hb 4,12-13: "La Palabra de Dios juzga los deseos e intenciones del corazón"
Mc 10,17-30: "Vende lo que tienes y sígueme"
Sal 89,12-13.14-15.16-17: "Sácianos de tu misericordia, Señor, y toda nuestra vida será alegría"
Hb 4,12-13: "La Palabra de Dios juzga los deseos e intenciones del corazón"
Mc 10,17-30: "Vende lo que tienes y sígueme"
La lista de valores con los que Salomón compara a la sabiduría no es más que un recurso para revalorizarla por contraste.
"Una cosa te falta..." muestra la radicalidad de la llamada de Jesús, porque se trata del acercamiento a Dios y no simplemente de una perfección moral. La renuncia absoluta está más en consonancia con el mensaje escatológico de Cristo. No olvidemos que Jesús no renuncia a ser Él quien tome la iniciativa en cuanto al llamamiento; seguirle no es cuestión de voluntarismo, sino de vocación. El muchacho se ha dirigido a Él, pero será Jesús quien marque la pauta.
La negativa del muchacho da lugar a la afirmación sobre las riquezas. La extrañeza de los discípulos es porque ellos participaban de la idea de que las riquezas eran señal de la benevolencia divina. Jesús mismo, matizando lo dicho, habla de la esperanza mesiánica de salvación porque "Dios lo puede todo".
Tal vez fatigados por tanta publicidad, deseamos que los programas, los proyectos, las propuestas de vida, etc. se le presenten al hombre desde el primer momento limpios, claros... para saber a qué atenerse. Se decidirá o no, pero sabrá qué es lo que emprende.
— "Toda su vida, Jesús se muestra como nuestro modelo: Él es el «hombre perfecto» (GS 38) que nos invita a ser sus discípulos y a seguirle: con su anonadamiento, nos ha dado un ejemplo que imitar; con su oración atrae a la oración; con su pobreza, llama a aceptar libremente la privación y las persecuciones" (520).
— "Hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda (Mt 19,12)" (1618).
— " «Maestro, ¿qué he de hacer yo de bueno para conseguir la vida eterna?» Al joven que le hace esta pregunta, Jesús responde primero invocando la necesidad de reconocer a Dios como «el único Bueno», como el Bien por excelencia y como la fuente de todo bien. Luego Jesús le declara: «Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos». Y cita a su interlocutor los preceptos que se refieren al amor del prójimo" (2052).
— "A esta primera respuesta se añade una segunda: «Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme» (Mt 19,21). Esta respuesta no anula la primera. El seguimiento de Jesucristo comprende el cumplir los mandamientos. La Ley no es abolida, sino que el hombre es invitado a encontrarla en la Persona de su Maestro, que es quien le da la plenitud perfecta" (2053).
— "Desde la profundidad del corazón surge la pregunta que el joven rico dirige a Jesús de Nazaret: una pregunta esencial e ineludible para la vida de todo hombre, pues se refiere al bien moral que hay que practicar y a la vida eterna. El interlocutor de Jesús intuye que hay una conexión entre el bien moral y el pleno cumplimiento del propio destino. Él es un israelita piadoso que ha crecido, diríamos, a la sombra de la Ley del Señor... Siente la necesidad de confrontarse con aquel que había iniciado su predicación con este nuevo y decisivo anuncio: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva»" (Juan Pablo II, VS 8).

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