Según recoge la agencia vaticana Fides, al celebrar la Misa en la Catedral de San Esteban, en la diócesis italiana de Concordia-Pordenone, el Cardenal Filoni señaló que “puedo dar testimonio, como Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos” de haber “sido testigo del sufrimiento muchas veces, pero no del odio, de muchos cristianos”.
“Estoy pensando aquí, por ejemplo, de los rostros de miles de personas, cristianos, yazidíes, khaki, etc., que fueron expulsados en los meses de julio y agosto de 2014 por los así llamados terroristas del califato que habían capturado primero Mosul y después la llanura de Nínive en Irak”.
“En esos rostros había angustia, había todo el drama de aquellos que lo han perdido todo, pero ‘no la fe, no la propia dignidad humana’, como me dijo un cristiano laico en el poblado de Alqosh: ‘no tengo nada, ¡pero conservo la fe!'”.
La Misa presidida por el Cardenal Filoni se enmarca en una antigua tradición de la Iglesia, que recuerda el 3 de agosto el hallazgo milagroso de las reliquias de San Esteban, el primer mártir cristiano, en Jerusalén, en el año 415 d.C.
San Esteban, destacó el Purpurado, “ofreció su propia vida para dar testimonio de Cristo ante los furiosos legalistas y escribas de la Sinagoga de la ‘Liberti’ en Jerusalén. La gente que, después de haber odiado y condenado a Cristo a la Cruz, ahora lo odia a él. Así como Cristo murió perdonando a los que lo crucificaron, así también Estaban murió perdonando a los que lo condenaron y lo lapidaron”.
El Cardenal señaló que actualmente el camino de la Iglesia en el mundo está marcado por “mártires y persecuciones”, debido al “odio real incluso en países de antigua tradición cristiana y ahora también en lugares virtuales y los medios de comunicación (Facebook, Instagram, etc.), donde el anonimato a menudo excita lo peor del alma humana”.
Además, destacó que en sus encuentros con sobrevivientes de ataques a iglesias en Sri Lanka, “donde cientos de cristianos, y otros, fueron asesinados por terroristas islámicos la mañana de Pascua mientras participaban en la Misa: mujeres. Niños, hombres, ancianos”.
“En los ojos de los sobrevivientes y de sus familiares que me mostraban las imágenes de sus propios seres queridos en sus teléfonos, había un sufrimiento inenarrable, tristeza y emoción profunda, pero no odio”.
“‘Serán odiados por todos a causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el final, será salvado’. Estas son las palabras del Evangelio de hoy y vinieron a mi mente mientras escuchaba y recogía el llanto de las familias destruidas”, expresó.
Publicar un comentario