Antes de ayer hablaba en broma de las mejores escenas del cine. Esas escenas que son momentos supremos. La foto de hoy de Amadeus sí que corresponde a uno de esos momentos que cortan la respiración de cualquier cinéfilo.
Bach, en ocasiones, realiza una música de una modernidad casi abstracta. Hoy os comparto una música que no me parece que le haya salido redonda, no me parece perfecta; pero es una composición tan impresionantemente moderna que resulta difícil entender que estaba escrita en el siglo XVIII.
Vamos a ver, antes de escuchar la partitura, ¿qué música pondríais vosotros a la invitación de Jesucristo: Velad y orad?
Se me ocurren docenas de ejemplos a lo Vivaldi, a lo Purcell, a lo Haendel. Pues bien, olvidad cualquier cosa que estéis pensando. Teniendo en cuenta que wachet significa “velad” y que betet significa “orad”, escuchad esta sonata titulada Wachet! betet! betet! wachet!
Solo hay que fijarse en los primeros 40 segundos sin voz humana para darse cuenta de la magnitud de la obra que estamos escuchando. Sublimes. La música se mueve, se trenza, la armonía baila contenida hasta estallar en el primer “¡velad!”.
La versión que he puesto primero es la de la Bach Fundation. Pero la de Rilling que pongo más abajo me gusta mucho porque coarta la dichosa trompeta que está en la partitura de Bach y que creo que es un error del gran Bach en esta partitura. Podéis ver esta segunda versión, la de Rilling, aquí:
Como veis, la trompeta con tanta fuerza rompe todo el ambiente de la composición. Desgraciadamente, otras versiones insisten en ese molesto “saliente sonoro inútil”. En otras versiones de esta obra, el trompetista ¡vaya que si se gana el sueldo! Si yo hubiera estado de pie, al lado del órgano de Bach, le hubiera dicho:
–Maestro, yo no soy nadie. Pero…
–¿Qué? Habla con confianza.
–Esa trompeta…Cambie esa trompeta por otro instrumento, cambie esa voz.
–¡Caramba, Fortea! Tienes razón.
–Solo he cumplido con mi deber.
–Que no, que no, tienes razón.
–Es que he visto varias veces Amadeus.
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