Sacerdote maronita resalta la importancia de San Chárbel en la búsqueda de la santidad

, 23 Jul. 21 (ACI Prensa).- El párroco de la parroquia maronita de San Chárbel en Chihuahua y Sincelo de la Eparquía Maronita de México, Mons. Alberto Meouchi, subrayó la importancia del testimonio de San Chárbel para la búsqueda de la santidad y remarcó el impacto de este santo en Latinoamérica.

El primer sacerdote ordenado en la Eparquía Maronita de México indicó a ACI Prensa que ante la situación actual que vive el cristianismo, el santo libanes nos muestra la importancia de la “virtud de la esperanza, es decir, nos ayuda dándonos esperanza”.

“El testimonio de vida de San Chárbel muestra al creyente su destino final: el Cielo, al que estamos llamados para disfrutar de Dios y nos ayuda a darnos cuenta que este mundo es efímero, por lo que conviene poner nuestro corazón en Dios y no en lo perecedero”, agregó.

Mons. Meouchi señaló que este santo “nos enseña a esperar y a confiar en Dios, a poner el corazón en las realidades eternas, a dejarnos sumergir en Dios como lo hizo él” en “un mundo en donde el sufrimiento pone fin a las expectativas de felicidad de la persona”.

“En donde la pandemia del coronavirus y el confinamiento que le ha acompañado ha provocado la angustia; en donde la ‘cizaña’ se ha mezclado con el ‘trigo’ generando confusión doctrinal, incluso entre los propios católicos; en donde el aborto o la eutanasia son aplaudidos; en donde la tecnología, el poder, la sensualidad y el dinero se han convertido en principios del actuar humano; en donde la Iglesia Católica se sumerge en divisiones”, añadió.

El sacerdote indicó que San Chárbel es “un testimonio excepcional de oración, de amor al prójimo, de fidelidad a la Iglesia, de devoción mariana, de vida sacramental, de piedad eucarística”, en medio de “la corrupción, el narcotráfico, la impunidad como lo que ocurre con la tragedia del puerto de Beirut, el terrorismo y tantas afectaciones más se presentan como algo común”.

“Es un ejemplo de santidad que invita a la santidad. Así es como su testimonio cristiano de vida ayuda a los fieles en su camino a su propia santidad. Por eso, recomiendo conocer su vida, imitar sus virtudes y pedir su intercesión ante Dios”, subrayó.

Mons. Meouchi indicó que la devoción a este santo se puede encontrar no solo en el Líbano, sino en Latinoamérica, incluso en Estados Unidos y Canadá, y remarcó que las primeras noticias de San Chárbel llegan en 1950 junto con los inmigrantes libaneses.

Ellos “hablaban del padre Chárbel, aún no canonizado, como de un sacerdote milagroso, puesto que su cuerpo quedó, después de su muerte, incorrupto, y, de ese su cuerpo incorrupto, fluyó un líquido sanguinolento entre los años 1927 a 1950, que cuantos enfermos tocaban o se santiguaban con él, quedaban curados totalmente o recibían un favor o consuelo de sus sufrimientos”, agregó.

El sacerdote indicó que uno de los impulsos para la difusión de esta devoción fue la beatificación del santo en diciembre de 1965 en la clausura del Concilio Vaticano II por San Pablo VI.

“Como en ese momento estaban reunidos casi todos los obispos del mundo entero, ellos mismos llevaron esa devoción a sus lugares de origen, dándolo a conocer en sus diócesis, esparciéndose así su devoción por muchos lugares”, señaló.

Además, resaltó que a pesar que “el Oriente es la cuna que dio a luz al cristianismo, no se canonizó por más de 900 años a ningún fiel de la Iglesia Oriental”, siendo San Chárbel el primer santo del Oriente Cristiano desde el siglo XI.

“La importancia de san Chárbel para nosotros como maronitas, y para todas las Iglesias Católicas Orientales en general, es grande, porque abrió la posibilidad a la Iglesia de Occidente de voltearnos ver, a nosotros, el Oriente Cristiano, y poder así enriquecer con su rico patrimonio contenido en él, tantas veces inaccesible, a los fieles de la Iglesia Latina”, subrayó.

Mons. Meouchi remarcó que, gracias a este santo, muchos fieles han comprendido que el rito maronita es igualmente católico, “pues en más de una ocasión se piensa que los maronitas no somos parte de la Iglesia Católica, cuando siempre lo hemos sido, sin interrupción”.

El sacerdote indicó que cuando comenzó su pastoral como sacerdote maronita en México, “muchas personas se extrañaban de la forma en que celebraba la Misa”.

“La Iglesia es una, pero su forma de celebrar el misterio es diverso. Así que en gran medida el impacto fue que nos permitió generar confianza entre los fieles que dudaban de que la liturgia maronita no fuera católica”, remarcó.

Mons. Meouchi indicó que gracias al santo libanes los fieles dejan caer “una barrera hacia la liturgia maronita y abren sus corazones a ella” y son varias personas que afirman “haber recibido un favor, e incluso milagros sorprendentes, de Dios por intercesión de San Chárbel”.

“En México, en el lugar más venerado de los católicos y de muchos incluso no católicos, que es la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, y en donde se halla la tilma de san Juan Diego con la imagen de la Guadalupana, hay una estatua de san Chárbel a lado de la entrada principal de la antigua basílica. Este hecho en sí, refleja su impacto en Latinoamérica”, agregó.

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