El 21 de agosto, Mons. Alfredo Espinoza presidió junto a sus dos obispos auxiliares, Mons. Danilo Echeverría y Mons. David de la Torre, la Misa de ordenación de los dos nuevos sacerdotes Carlos Durán y Esteban Naranjo.
El P. Durán integrará el equipo formador del Seminario Mayor San José, y el P. Naranjo dirigirá la división pastoral de los colegios de la Red Arquidiocesana de Educación (REDA-Q). La Arquidiócesis señaló que este acontecimiento trae esperanza a la Iglesia local, que ha sufrido la muerte de sacerdotes y fieles durante la pandemia del COVID-19.
Durante su homilía, el Prelado animó a los sacerdotes a no tener miedo de salir y anunciar “la locura del amor de Dios”. Les recordó que Dios los eligió desde el vientre materno, como dice el Evangelio, “para que den sus vidas en el mundo anunciando, curando, escuchando y proclamando la cercanía del corazón misericordioso de Dios”.
Les recordó que deben salir a anunciar el Evangelio sin miedo. “No digan: ‘¡Ah, Señor mi Dios! ¡Soy muy joven, y no sé hablar!’ […] Lo deben hacer, no por sus propias fuerzas, sino convencidos de que Dios estará con ustedes y Él pondrá sus palabras en la boca de ustedes”, dijo.
El Prelado dijo que “toda llamada a dar la vida es sin duda una ‘locura’ en medio de este mundo que ve la vida de manera diferente”, donde hay escepticismo y las personas piden muchos signos.
En ese sentido, les dijo que “no descuiden su familia, sus amigos, pero no dejen de buscar y llegar siempre al hombre concreto de hoy, al joven de hoy, lleno de inquietudes y que les pedirá una respuesta, un signo, un Dios al que quieren conocer”.
Mons. Espinoza también los exhortó a “predicar a Cristo crucificado” con sus vidas, sin separar a Cristo de la cruz. “Esa fue la predicación de los apóstoles, la predicación de la Iglesia en toda su historia y ésa debe ser la predicación de hoy […] prediquen a Cristo crucificado, no un Cristo ligero, superficial, que se acomoda a los tiempos”, afirmó.
El Prelado también citó las palabras del Papa Francisco para recordarles que “‘el mandamiento del amor no es una simple provocación, sino es el espíritu del Evangelio” y que “si la meta fuera imposible, el Señor no nos hubiera pedido que la alcanzáramos’”.
“Arriésguense a amar […] Ustedes, al igual que Jesús, amén. Él nos muestra el camino para seguirlo, el camino del amor”, que es “un camino que nos conduce a salir de nosotros mismo para ir hacia los demás” y dar la vida sin excluir a nadie, afirmó.
El Prelado dijo que el Papa Francisco enseñó a vivir la locura del amor en “gestos pequeños, de todos los días, gestos de cercanía” con los que lo necesitan. “No sean sacerdotes lejanos, no se vuelvan del mundo, separados de los demás porque saben o conocen mucho, no se crean nunca superiores de los demás”, agregó.
“En la locura del amor sean profetas cuando celebren la Eucaristía, cuando confiesen, cuando vayan por los caminos de Quito. Sean profetas cuando escuchen, cuando hablen, cuando aconsejen, cuando prediquen”, dijo.
Mons. Espinoza los llamó a que “en la locura del amor, sean sacerdotes alegres, decididos, entregados y consagrados a su misión”, que “no se cansen de gritar”, y que “sean sacerdotes en todo tiempo y en todo lugar”.
Finalmente, los invitó a pedir “al Señor esa gracia de amar, esa gracia de vivir su sacerdocio en amor. Que en esto les ayude nuestra Madre Santísima, para que, en la vida cotidiana de su sacerdocio, el amor de Dios y el amor al prójimo estén siempre unidos”.
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