En sus palabras previas al rezo del Ángelus, alentó a que “el ejemplo de los nuevos beatos nos estimule a transformar las tinieblas en luz con la fuerza del amor”.
“Hoy, no muy lejos de aquí, en Varsovia, dos testigos del Evangelio son proclamados beatos: el Cardenal Esteban Wyszyński e Isabel Czacka, fundadora de las Hermanas Franciscanas Siervas de la Cruz”.
Sobre los nuevos beatos, el Santo Padre señaló que se trata de “dos figuras que conocieron de cerca la cruz: el Primado de Polonia, arrestado y segregado, fue siempre un pastor valiente según el corazón de Cristo, heraldo de la libertad y de la dignidad del hombre; sor Isabel, que perdió la vista muy joven, dedicó toda su vida a ayudar a los ciegos”.
“Que el ejemplo de los nuevos beatos nos estimule a transformar las tinieblas en luz con la fuerza del amor”, rezó el Papa.
Finalmente, el Santo Padre dirigió el rezo del Ángelus “en este día en que veneramos el Santísimo nombre de María” e indicó que “antiguamente, por respeto, ustedes húngaros no pronunciaban el nombre de María, pero la llamaban con el mismo título honorífico utilizado para la reina”.
“Que la ‘Beata Reina, su antigua patrona’ los acompañe y los bendiga”, rezó el Papa.
Ceremonia de BeatificaciónLa ceremonia de Beatificación en Varsovia del Cardenal Stefan Wyszyński y de la Madre Elżbieta Róża Czacka fue una gran fiesta de la fe para la Iglesia en Polonia.
El Cardenal Stefan Wyszyński fue Arzobispo Primado de Polonia de 1948 a 1981, es considerado el mentor de San Juan Pablo II y el pastor que salvó la fe de los polacos en los difíciles tiempos del comunismo. Mientras que la Madre Elżbieta Róża Czacka fue una religiosa ciega que fundó la Congregación de las Hermanas Franciscanas Siervas de la Cruz y estableció la Obra Laski, un centro de educación de niños ciegos y de diálogo con los no creyentes.
La emotiva ceremonia de beatificación fue presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Cardenal Marcello Semeraro, en el templo de la Divina Providencia de Varsovia con la participación de numerosas autoridades civiles y eclesiásticas y de centenares de fieles presentes dentro de la iglesia y de muchos más que siguieron la ceremonia fuera del templo a través de pantallas gigantes.
En su homilía, el Cardenal Semeraro destacó que “Polonia, nación de María, tierra de santos y beatos, en este Templo de la Divina Providencia” por lo que por intercesión de la Virgen María, del Beato Stefan Wyszyński y de la Beata Elżbieta Róża Czacka “pedimos hoy a Dios que nos conceda la fuerza de ser testigos fieles de su amor misericordioso hacia cada persona necesitada de nuestro tiempo”.
En esta línea, el Purpurado rezó para “que los nuevos beatos sean poderosos intercesores por esta benemérita nación, que sean una luz para las autoridades estatales y locales, y que apoyen a la Iglesia en Polonia en la constante fidelidad al Evangelio de Cristo”.
Tras citar las palabras del Papa Francisco pronunciadas en una reciente audiencia general en la que describió que los santos son “testigos que veneramos y que de mil maneras diferentes nos remiten a Jesucristo, único Señor y Mediador entre Dios y el hombre”, la autoridad vaticana añadió que estos nuevos beatos “se nos dan como modelos a seguir, pero también como intercesores a los que podemos acudir con confianza”.
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