“¡Madre! No una ONG bien organizada, con tantos planes pastorales...Tenemos necesidad de ellos, pero no son lo esencial” -dijo el Papa- “son una ‘ayuda’ a la maternidad de la Iglesia”. “Si la Iglesia no es madre, es feo decir que se vuelve solterona, pero, ¡se vuelve solterona! ¡Es así!: no es fecunda”.
Según informó Radio Vaticana, en la apertura del Congreso Pastoral de la Diócesis de Roma, Francisco señaló que las personas necesitan experimentar la mirada de Cristo que les dice “es bello que tú vivas, tu vida no es inútil, porque a ti se te ha confiado una gran tarea”.
Una nueva mirada que nace del encuentro con Él en este camino de conversión, camino que no es fácil – observó Francisco – porque se trata de “cambiar la vida, cambiar el método y cambiar muchas cosas, también el alma”. “Es este el camino que nos dará la identidad cristiana de un pueblo que ‘sabe generar los hijos’ que es el gran desafío de la Iglesia hoy: ‘ser Madre’”.
“Estar en la Iglesia es estar en casa con mamá; en casa de mamá. Ésta es la grandeza de la revelación”, expresó el Papa, que recordó que la identidad de la Iglesia es evangelizar, es decir, “tener hijos”. En ese sentido, señaló que la Iglesia debe cambiar, convertirse para convertirse en Madre. “Por lo tanto debemos pedir al Espíritu Santo la gracia de la fertilidad para ir hacia adelante ‘en la conversión pastoral y misionera’”.
Recordando también las palabras de Benedicto XVI, el Papa Francisco recordó que la Iglesia no crece gracias al “proselitismo”, sino por atracción, “la atracción maternal”. En ese sentido, dijo que si bien es una Iglesia que ha envejecido un poco, se puede rejuvenecer. “La Iglesia rejuvenece cuando es capaz de dar más hijos; se vuelve más joven cuanto más Madre es”.
En su discurso, Francisco también denunció que el individualismo lleva a la fuga de la vida comunitaria, de la familia y esto hace envejecer a la Iglesia. “Tenemos que recuperar la memoria de la Iglesia que es Pueblo de Dios – afirmó – porque a nosotros ‘hoy nos falta el sentido de la historia’”.
“Me gusta soñar con una Iglesia que viva la compasión de Jesús”, añadió el Papa. Explicó que la compasión es “padecer con” y “sentir lo que otros sienten, para acompañar los sentimientos”. Es “la Iglesia Madre”, como una madre que acaricia a sus hijos con compasión. “Una Iglesia que tiene un corazón sin fronteras, pero no sólo el corazón, también la mirada, la dulzura de la mirada de Jesús, que muy a menudo es mucho más elocuente que las palabras”.
Finalmente, el Santo Padre se dirigió a los párrocos. “Quiero mucho a los sacerdotes, porque no es fácil ser párroco”. “Es más fácil ser obispo que párroco…porque los obispos siempre tenemos la posibilidad de escapar o de escondernos detrás del ‘Su Excelencia’: ¡y eso nos defiende! En cambio ser párroco, no es fácil. Cuando te llaman a la puerta ‘pero, padre, y esto y aquello…’. No es fácil”.
“Queremos una Iglesia de fe que crea que el Señor es capaz de hacerla Madre, de darle tantos hijos” concluyó el Papa.
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