''Yo veo tres caminos para los jóvenes y los niños'', explicó el Papa: ''El camino de la educación, el camino del deporte y el camino del trabajo, es decir, que haya puestos de trabajo al principio de la vida juvenil. Con estos tres caminos, les aseguro que no habrá ninguna dependencia: nada de drogas, nada de alcohol”.
“¿Por qué? Porque la escuela te lleva adelante, el deporte te lleva adelante y el trabajo te lleva adelante. No se olviden de esto. ¡A ustedes, deportistas, a ustedes gerentes, y también a ustedes, hombres y mujeres de la política: la educación, el deporte y puestos de trabajo!''
El Santo Padre recalcó después la importancia de que el deporte fuera siempre un juego, porque solo así' 'es bueno para el cuerpo y el espíritu''. ''Y si les gusta el deporte- añadió- los invito no sólo a jugar, cómo ya hacen, sino a algo más: a involucraros en la vida como en el deporte. A entrar en juego también en la búsqueda del bien en la Iglesia y en la sociedad, sin miedo, con valentía y entusiasmo. A entrar en juego con los demás y con Dios; no se conformen con un ‘empate’' mediocre. Den lo mejor de vosotros mismos.... por lo que realmente es verdad y que dura para siempre. No se conforme... con una vida '' de empate mediocre'' . ¡Adelante, en busca de la victoria!''
''En los clubes -prosiguió- se aprende a aceptar. Se da la bienvenida a cualquier atleta que quiera unirse a nosotros y se acogen unos a otros. Insto a todos los dirigentes y entrenadores a ser, sobre todo, gente acogedora, capaz de mantener la puerta abierta para dar a todos, especialmente a los menos afortunados la oportunidad de expresarse”.
“Les deseo que sientan el gusto, la belleza del juego en equipo, que es muy importante para la vida. ¡No al individualismo!.. Pertenecer a un club deportivo significa rechazar todas las formas de egoísmo y aislamiento, es una oportunidad de conocer y estar con los demás, para ayudarnos unos a otros, para competir en la estima mutua y crecer en la fraternidad''.
El Papa recordó también que muchos educadores, sacerdotes y religiosas han partido del deporte para madurar después su vocación y que son muchos los clubes que nacen y viven ''' a la sombra del campanario'' . Y añadió: ''Si en una parroquia no hay un equipo deportivo falta algo... El deporte en la comunidad puede ser una gran herramienta misionera, donde la Iglesia se hace cercana a cada persona para ayudarla a ser mejor y para encontrar a Jesucristo''.
'Les pido, por favor -finalizó- que jueguen todos, no solo los mejores; todos, con las ventajas y limitaciones de cada uno; más aún ayudando a los más desfavorecidos, como hizo Jesús. Y los animo a continuar, a través del deporte, su compromiso con los niños de las periferias de las ciudades: Además del balón para jugar, pueden llevar también razones de esperanza y confianza''.
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