La celebración se desarrollará enteramente en castellano y contará con la participación de la afamada cantante argentina Patricia sosa y del compositor Facundo Ramírez, hijo del célebre Ariel Ramírez, compositor de muchas canciones que se cantarán mañana en la Misa criolla.
El Papa recibió el miércoles por la mañana después de la Audiencia General a Facundo Ramírez, al que le dijo: “tu padre era una gran persona y un místico, cualquiera que haya escuchado el 'Cordero de Dios' se da cuenta”, contó Ramírez en una conferencia de prensa para informar de la Misa.
La Eucaristía contará también con el Coro Pontificio de la Capilla Sixtina y se entonará el himno guadalupano y dos villancicos del folklor popular que acompañarán a una oración que rezará el Pontífice.
Se prevé que la Basílica de San Pedro esté repleta de fieles mañana durante la celebración de la misa, que contará además con unos mil filipinos residentes en Roma que pidieron entradas hace ya algunas semanas para estar presentes.
La Misa será concelebrada por 750 sacerdotes.
La organización del evento está a cargo de la Pontificia Comisión para América Latina. Su Secretario, el laico uruguayo Guzmán Carriquiry, ha explicado a ACI Prensa que “la devoción guadalupana recorre toda América Latina y tiene su corazón en la Basílica Santuario de Guadalupe en Ciudad de México”.
“Estos días la visitan millones de peregrinos, y aún más en este tiempo de pontificado del Papa Francisco”, destacó.
Para Carriquiry es importante que “el primer Papa latinoamericano de la historia de la Iglesia presida la celebración”. Después de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en agosto de 2013, “es la segunda vez que el Papa se va a dirigir a América Latina en su conjunto”, algo que “retransmitirán muchos canales de televisión”.
Durante la celebración, una de las oraciones que se realizarán se hará en la lengua indígena náhuatl, por ser la misma en la que la Virgen de Guadalupe habló a Juan Diego, el indígena que presenció la aparición y que fue canonizado en 2002 por Juan Pablo II. “Las crónicas de ese diálogo están en ese idioma”, apuntó Carriquiry.
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