“Los actos de tortura descritos en el comité de inteligencia del Senado violan la dignidad humana dada por Dios, inherente a todas las personas”, señaló el también Obispo de las Cruces. “La Iglesia católica cree firmemente que la tortura es un ‘mal intrínseco’ que no puede ser justificado bajo ninguna circunstancia”, añadió en un comunicado difundido por la Campaña Religiosa Nacional contra la tortura.
El informe de 500 páginas reveló que los acusados de terrorismo eran torturados física y psicológicamente, con métodos que iban desde los golpes, permanecer despiertos hasta 180 horas, aislamiento prolongado, “hidratación y alimentación rectal”, hasta amenazas de muerte y de abuso sexual.
La documentación, que ha generado polémica en Estados Unidos y a nivel internacional, señala que en uno de los centros de detención, un prisionero murió en noviembre de 2002 posiblemente de hipotermia por haber permanecido semidesnudo y encadenado a un piso de concreto”.
Uno de los torturados fue Khalid Sheik Mohammed, el cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, quien estuvo a punto de ahogarse luego de haber sido sumergido en agua 183 veces.
Mons. Richard Pates, anterior presidente del Comité Internacional de Justicia y Paz de los obispos estadounidenses, apoyó a los senadores Susan Collins y Angus King en sus esfuerzos por desclasificar el estudio en una carta en abril.
“Es tiempo de que los Estados Unidos tome una posición clara contra la tortura. Publicar el informe completo sobre las prácticas de interrogación de la CIA ayudará a nuestro país a reforzar su credibilidad moral”, afirmó entonces.
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