Así lo expresó durante el programa radial Diálogo de Fe del 24 de enero, donde alentó a los peruanos a esforzarse constantemente por respetar la verdad en cada circunstancia.
“Estamos viviendo en una cultura del mundo donde hay una falta de respeto por la verdad y la honra. Yo no puedo insultar a quien sea en nombre de la libertad de expresión, yo no puedo matar por esa libertad de opinión, no puedo insultarte si piensas distinto de mí. Esta confusión es por la enorme soberbia porque el hombre se ha alejado de Dios y los hombres se han convertido en dioses. Hay un pensamiento único que quiere desterrar a Dios”, señaló.
Asimismo, recordó la importancia del testimonio de vida, siendo coherentes con lo que se dice y evitando los dobles discursos.
“Este doblez, esta actitud es la que se está repitiendo. No vamos a cambiar mientras haya dentro ese mínimo de humildad. (…) Sino surge la demagogia, la moda, la pasión, el secuestro, las mentiras. Surge el placer, el sexo; surge el egoísmo”, mencionó.
El Arzobispo recordó que “la Iglesia no es una persona o dos. Mi deber es ser portavoz de lo que piensan muchos. Cada católico debe alumbrar con sus palabras y sus actos la fe que tiene. Tenemos la obligación de siempre de defender la verdad. Estamos en una destrucción de la defensa de la verdad”.
El poder es servicio
Posteriormente, el Arzobispo recordó que el poder –entre ellos el político- es servicio. “El político tiene que administrar lo que le doy (en las votaciones). La plata la ponemos nosotros a través de los impuestos. Los ciudadanos elegimos a una persona. Es lo que se llama ese bien común, ese servicio a los demás”, indicó.
Sin embargo, dijo que si se usa la política “para hacer lo que se me da la gana, para meter a mis amigos, se ha desordenado el sentido de la política. Estamos en la primera campaña de demolición. Una vez que pase esto recién se empezará a construir”.
Finalmente, el Purpurado invitó a los fieles a recurrir al sacramento de la Confesión para reconciliarse con Dios. “En la cruz, Jesús te redime y perdona. La justicia divina es un mundo de misericordia. Pero tienes que estar arrepentido porque de Dios no te burlas. No engañemos a Dios, no juguemos”, señaló.
Publicar un comentario