Así, por primera vez el próximo 29 de junio, fiesta de los Santos Pedro y Pablo, el Papa no impondrá los palios, como era tradición. Sin embargo, los prelados sí concelebrarán con el Pontífice y participarán en el rito de bendición de los mismos. En lugar de la imposición, los nuevos arzobispos recibirán del Santo Padre de forma simple y privada el palio destinado a cada uno.
Con esta medida se pretende que la imposición se haga en presencia de la Iglesia local. La decisión del Pontífice fue comunicada a todas las nunciaturas del mundo a través de una carta enviada el pasado 12 de enero.
El maestro de las ceremonias pontificias, Mons. Guido Marini, ha explicado en una entrevista en Radio Vaticana que “el significado de este cambio es el de destacar la relación de los arzobispos metropolitanos con su Iglesia local, y dar también la posibilidad a más fieles de estar presentes en este rito significativo para ellos, y también de manera particular a los obispos de las diócesis sufragáneas, que de esta manera podrán participar en el momento de la imposición”.
A pesar de la modificación, “se mantiene todo el significado de la celebración del 29 de junio, que subraya la relación de comunión y también de comunión jerárquica entre el Santo Padre y los nuevos arzobispos”.
Marini afirma que el gesto de comunión queda enriquecido “y se acompaña de otro que permanece en toda su entereza y profundidad”.
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